Sugestiones para el sediento

En el pulpito

Sean todos nuestros hermanos y hermanas bienvenidos.

"Sugestiones para el sediento"

Sugestiones Para El Sediento – O Sobre Como Recibir El Espíritu Santo

Por Albert S. Copley (1860 – 1945) – Maestro de Mary M. Bodie

“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? (Lucas 11:13). Cuando los creyentes están llenos del Espíritu, ellos están preparados para buscar el oro de Ophir, porque El viene a “guiarlos a toda verdad” (Juan 16:13). Por lo tanto, le ofrecemos estas simples sugerencias que presentamos a continuación.

EL OBJETO DE LA BUSQUEDA

¿Entiende usted claramente atrás de lo que va? Algunas personas prefieren un profundo trabajo de gracia, o de una vida más elevada, o de una mejor experiencia. Ahora, amado, esto no es lo que necesita. Déjenos ser específicos. Déjenos llamar a las cosas como Dios las llama, y pedir lo que exactamente necesitamos como nos es revelado a nosotros por el Espíritu. El hombre hambriento no dice “Quiero una mejor experiencia”, pero dice, “Quiero pan”. ¿Qué significa el termino la Palabra de Dios que está creando tanta conmoción en todas partes? Se conoce por diferentes nombres: Se le llama “El poder de lo alto” (Lucas 24:49), “La promesa de mi Padre” (Hechos 1:4), “El don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38; 10:45), “Otro Consolador…el Espíritu de la Verdad” (Juan 14:16, 17; 15:26; 16:13). Considere este título y estudie estas citaciones. “El Espíritu Santo” (Hechos 1:8; 10:44; 19:20. El es llamado “El Espíritu de gloria y de Dios” (1 Pedro 4:14) “La unción del Santo” y “La unción que permanece…” (1 Juan 2:20, 27) “De poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7) “Ríos de aguas vivas” (Juan 7:37, 38). Todos estos títulos del Espíritu Santo indican que Pentecostés trajo a los ciento veinte, y también que nos trae hoy a nosotros cundo estamos llenos con el Espíritu. Ahora, si usted pide por más amor, mas poder, más paciencia, más fe, y una mejor experiencia, usted nunca la recibirá, ni siquiera una porción para su satisfacción. Dios es celoso. Dios mismo, en Su sola plenitud, puede satisfacerlo. Por lo tanto, usted debe definirse, y preguntar por el verdadero Premio que El prometió otorgar. Cuando el Espíritu se hace vida de alguna medida en Pentecostés, El trae el equipo de la fe, el amor, la paciencia, las lenguas, y el poder con El, como le parece a Él lo bueno y lo sabio. La persona ungida con el Espíritu no está en posesión de una fuente latente de estas cualidades, sino que es un canal flexible a través del cual el Espíritu Santo, permanentemente, puede ejercer y dar sus regalos de dones como El desee. El nos hace “que instemos a tiempo y fuera de tiempo”, “dispuestos a toda buena obra”, “útil al Señor” (2 Timoteo 4:2; Tito 3:1; 2 Timoteo 2:21). Por lo tanto, pide por el don del Espíritu Santo. Es el regalo del Padre para ti.

CONDICIONES PARA RECIBIRLO

Se dijo de Jesús: “Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros” (Hebreo 1:9). El amor a la justicia, como principio, es el requisito básico para recibir al Espíritu; y, por supuesto, dicho corazón odia a la iniquidad. Por lo tanto, conocerás con agrado toda justicia donde sea que tú la veas, y juzgar todo el pecado dentro de ti cuando el Espíritu te lo haga ver. Por lo tanto, como expresa en el comienzo de este tratado, “Pide”. No se dejen engañar pensando que Dios le dará el Espíritu cuando El esté listo, si usted no siente con todo su corazón el deseo de obtenerlo, como algunos maestros enseñan. Su advenimiento del cielo el día de Pentecostés, fue sin la cooperación del hombre, pero su aparición en la vida de cada individuo depende de una recepción de bienvenida de Él. Solo aquellos que están esperando con expectación al Espíritu, se llenaron con él en Pentecostés. Estudie Hechos 2:1 al 4. No solo pidan, sino que “lo obedezcan”. Hechos 5:32 es una muy significativa citación “…y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen” conjuntamente con los santos llenos del Espíritu, testigos de las cosas de Dios. Solo aquellos que son ungidos con el Espíritu pueden realmente testificar a Jesús, y solo ellos pueden obedecerle hasta lo último. Pero, también, solo aquellos que obedecen a Dios pueden recibir el Espíritu. Jesús declaró: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él (Padre, Hijo y Espíritu) y haremos morada en él” (Juan 14:23). ¿Cómo puede Dios esperar menos de nosotros que la obediencia absoluta? El nos doto a nosotros con un gran don. Lo caprichoso, o voluntad por cuenta propia, o la mitad del corazón, o la autosuficiencia, no espetan nada de Él. Usted debe obedecer la Palabra escrita, por todo el tiempo que usted tenga la luz, y también esa pequeña y firme voz del Espíritu. Sin duda esto lo llevara a dejar muchas cosas pecaminosas e inútiles para usted, y lo llevara a que tome nuevas sendas de deberes y privilegios.

CREER EN DIOS

“…a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu” (Gálatas 3:14) “El que cree en mi”, es muy significativo (Juan 7:38). Léalo, reflexione sobre ello. Por tres semanas, el Espíritu me presiono a mí para creer que lo estaba recibiendo actualmente y me hizo callar en Marcos 11:24 y 1 Juan 5:14 y 15. Yo no lo creía, por lo tanto, si yo hubiese creído estaría lleno mucho antes. Pero yo temía creer y no me daba cuenta, es decir, tenía más confianza en mis sentimientos, o falta de sentimientos, que en la Palabra de Dios. Que vergüenza la mía, no hice ningún progreso, acepto lo que se me había dado antes hasta ahora, una nueva seguridad en las Escrituras que pronto fue llenado por el Espíritu. Por fin me atreví a creer y decir. ¡El me llena ahora! Muy pronto el poder de Dios cayó sobre mi y, “No me lleno por muchos días”. Dios actualmente me lleno ese día; y la unción fue más allá de mis más grandes esperanzas. Pero yo creía en Dios, antes que yo conscientemente lo recibiera a Él. ¡Oh, alma que buscas, CREE que Dios te llena ¡AHORA!

REGOCIJATE EN EL SEÑOR. Imita a los ciento veinte, que “volvieron a Jerusalén con gran gozo, (no estaba habilitado todavía) y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios” (Lucas 24:52 y 53). Lea sin falta, (2 Crónicas 5:11, 14). Y dice “Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios” (Hebreos 13:15 al 16). “…que con alegría hace justicia” (Isaías 64:5) Y “El que sacrifica alabanza me honrara” (Salmos 50:23), dice el Señor.  Por lo tanto, alabad al Señor, alabadle en voz alta, alábenlo con todo el corazón y toda la voz. La alabanza es la expresión externa de la fe. Alaba a Dios por haber enviado a Su hijo a morir por ti. Alábale por a ver enviado al consolador para llenarte. Alábale a El por haber sido el que te lleno. Alabado sea Dios que, en su disposición, tu ya habías sido bautizado con todos los santos en un solo Cuerpo en el día de Pentecostés y ya estábamos allí cuando se dio el privilegio de beber de los ríos de agua viva. Ver 1 de Corintios 12:12 y 13. Alabadle los que murieron con Cristo (Romanos 5:6) y se sentaron con El en los lugares celestiales (Efesios 2:6) simbolizado por “el aposento alto” (Hechos 1:13).

Recuerden que el Espíritu Santo fue derramado una sola vez. El vino del cielo. El está aquí. Todos los suministros de parte de Dios ya fueron hechos. Por lo tanto, ¡lo alabamos! Alza la cabeza, amado. El te ama. El anhela llenarte. El es ahora el nuevo principio “…y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder” (2 Tesalonicenses 1:11). ¿Tú lo crees? ¡Entonces alábale a Él! “gloríate en la esperanza de la gloria de Dios” (Romanos 5:2). Déjese llevar libremente por el Espíritu Santo para alabarle. Usted tiene derecho a tomar su lugar por la fe en “la libertad gloriosa” (Romanos 8:21). No ceda el paso a la impaciencia, la ansiedad, ni el desaliento, si el Espíritu no parece venir de una vez. No hay pérdidas para usted de Él, ni por el retraso, siempre y cuando se mantenga en El y camine en la luz plena, AHORA. Incluso en la demora, está aprendiendo muchas lecciones valiosas. Él lo está fortaleciendo “con poder en el hombre interior por su Espíritu” (Efesios 3:16).

NO ENTRETENER AL MIEDO

No te vuelvas atrás con temor por temblores, o sensaciones de hormigueo, o entumecimientos, o calor en el cuerpo; No temas. Tu estas buscando a Dios. “y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios” (Colosenses 3:3). “Ninguna adversidad acontecerá al justo” (Proverbios 12:21). Pon tu confianza en el Espíritu Santo, dándote sin reservas a Él; y Satanás no podrá hacerte daño, ni siquiera tocarte. Temed a Dios, miedo de desagradarle a Él; pero no temas a los fanáticos, o a Satanás. En la parábola que Jesús relata en Lucas 11, el hombre recibe justo por lo que el pidió, si era un pez, un huevo, o pan. El no recibió ni una serpiente, ni un escorpión, ni una piedra. Así también, cuando buscamos por el regalo del Espíritu Santo, verdaderamente, el Espíritu Santo nos recibe. ¡Aleluya! Él no es un espíritu fanático, ni un espíritu dominante, ni un espíritu salvaje, porque El es como la bendición de la paloma en su poderoso Espíritu Santo de Dios, la tercera persona de la Trinidad. Tiempo atrás, un grupo de nuestros acompañantes tardaban en ser llenos del Espíritu. Pero a veces el espíritu era tan manifiesto, que algunos de los santos eran sacudidos. En un momento determinado, el miedo se apodero de mí, y esta malvada pregunta salió de mi mente “¿Y si este es el diablo?” Entonces el Espíritu Santo me recordó las palabras de Pablo a Timoteo, cuando fue tentado por el miedo y el desaliento, “Dios no nos ha dado el espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7). ¡Su nombre sea eternamente alabado! Yo creí en la Palabra, y la victoria fue ganada. Ya treinta y cinco años han pasado; y no engañoso o fanático espíritu, ni ningún otro que el Espíritu Santo, ha querido buscarnos en nuestras reuniones con Dios.

Dios nos ha dado el Espíritu de poder para el cuerpo. “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vosotros?” (1 Corintios 6:19). El nos ha dado el Espíritu de amor para el corazón y el Espíritu de una mente sana, de disciplina para la mente. Estos no son tres espíritus, sino el bendito Espíritu Santo en su plenitud. Compare Apocalipsis 5:6. Como primero, El nos da la victoria sobre el mundo, la carne y el diablo; como segundo, el mantiene el corazón creyendo y disfrutando en el Señor, amándolo, y también a su Palabra, y nos impide a nosotros ser formalistas; y como tercero, nos aleja del error y el fanatismo y nos guía a nosotros a toda verdad. Por lo tanto, es necesario que nunca tengas miedo. Simplemente deja a Dios que actué. Deja ir todo y confía solo en El. Vayamos y dejémonos caer en las manos del Señor. Tienes que dejar ir todo antes de ser lleno del Espíritu. Este es la única cosa con que Dios tratara en plenitud “se levantara y le dará todo lo que necesite” (Lucas 11:8). Y declara “yo derramare aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida” (Isaías 44:3).

SIETE OBSTACULOS

Necesitamos la unción del Espíritu Santo. Significa que Dios quiere que la tengamos. Todas las disposiciones posibles para lograr este fin se han hacho. Jesús fue al Padre, recibió el Espíritu, y lo envió a nosotros. ¿Por qué, entonces, corazones hambrientos no lo reciben a Él en Su plenitud? O el Señor desea ensenarles a ellos algunas lecciones importantes, o algunos obstáculos deben ser eliminados. Note algunos posibles obstáculos; y mientras que lee, confié en el Señor para que él lo prepare para que los deje, si se ve afectados por ellos:

Dictándole a Dios.

A veces la gente quiere ayudar al Señor como si El no supiera atender Sus negocios. Le dicen a El todo lo que tiene que hacer, y exactamente lo que ellos deben ser antes de que puedan recibir el don del Espíritu Santo. ¡Qué absurdo es esto! Nosotros no recibimos nada de El por ensenarle a Él, sino por pedirle a Él. “Pedid y se os dará” (Juan 16:24). “No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a preferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tu sobre le tierra; por tanto, sean pocas tus palabras” (Eclesiastés 5:2).

Comparando experiencias.

Esto puede ser útil. Y posiblemente probar ser una trampa. Tú no debes desear las experiencias de otros, en carácter, sino en calidad. De hecho, tú no tienes que buscar la experiencia de nadie. Busca a Dios fervientemente por el don del Espíritu en el Espíritu Santo. El te otorgara la mejor y más apropiada experiencia para ti. Algunos bien informados, bien balanceados creyentes, se retrasan, porque “el fruto del Espíritu” parece ser menos en algunos, que reclaman al Pentecostés y no a sí mismo. Esto indica una falta de hambre. Ellos sin embargo se mantienen en una búsqueda latente de autosuficiencia. Ellos no son sabios y equilibrados a los ojos de Dios como ellos suponen. Además, el Espíritu es dado, no aquellos que son perfectos en la experiencia, sino a aquel que sienten su necesidad y lo reciben. No importa lo que otros tengan o no tengan. ¿Estoy a la altura de la Norma divina? ¿Tengo el espíritu que la iglesia primitiva tenia? (Hechos 2:4). Estas son las preguntas. Lea la Palabra Santa del letrado “Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismo, no son juiciosos” (2 Corintios 10:12). Simplemente compárese a sí mismo con las normas de Dios.

Confusión en la enseñanza.

Una persona declara que se recibe orando en toda plenitud. Otro afirma que usted lo recibe por la fe. Todavía hay otros que sostienen que se debe alabar a través del Pentecostés. Otros siguen insistiendo que uno debe quedarse quieto y esperar a que el Espíritu sea derramado sobre nosotros. Ahora, cuando entendemos la Palabra, toda confusión se desvanece. De hecho, todos estos –la oración, la fe y alabanza- tienen su lugar en la recepción de la investidura con poder desde lo alto. Uno ora mucho, y otro tarda más orando. Usualmente estos buscadores no espectan que el Señor les conteste rápidamente. Inconscientemente ellos mantienen el espíritu alejado. Una falsa sensación de indignidad puede entorpecerlos para creer en un lleno inmediato del Espíritu. Otros reposan en la fe, se regocijan en la fe, y se regocijan en la esperanza, y luego obtienen el deseo deseado. Alguno simplemente cree en Dios, esperando que El les conteste rápidamente, y por haber orado un poco, recibirlo inmediatamente. Esta es la manera Bíblica, porque Jesús dijo “Pedid y se os dará”. Pero usted debe “creer” que “lo” recibe en el mismo momento que usted lo pide, porque Jesús también dijo, “creed que lo recibiréis, y os vendrá” (Marcos 11:24). Los que piden están obligados a esperar, pues Dios posiblemente los esté vaciando de incredulidades o de algo que obstaculice al Espíritu en venir. El pronto llena la casa que El está autorizado a poseer y controlar. Los textos principales para aquellos que desean la unción del Espíritu Santo son: Lucas 11:23; 24:49, 52, 53. Hechos 1:4; 2:38, 39. Gálatas 3:13, 14. Marcos 11:24.

Oraciones enmarañadas.

¿Quiere la investidura con poder de lo alto? Entonces deja a la investidura que sea el objeto de tu búsqueda presente. Deja a otros que oren por los enfermos, por los misioneros, por la conversión de los pecadores. Usted no tiene que tener otro interés en intervenir, hasta que no sepa que ha recibido al Consolador, solo entonces usted puede gritar victoria e interceder por los demás. Dios no va antes sus peticiones y servicios. Él lo quiere a usted. El está tratando de tener el control completo de todos ustedes (como lo hizo en mí); Entonces El lo sorprenderá con su plan de operaciones para usted y el servicio que El hará a través suyo. El anhela que usted se mueva completamente en el Orden Divino. Usted no tiene que ser un imitador, moviéndose en los espacios de otras gentes, Por lo tanto, déjalos. Deja que Dios te tenga. Deja que El te premie porque tu interior está lleno realmente con las palabras de las Escrituras, y ungido con el Espíritu Santo de Poder.

Locuacidad.

Si tú lo recibes prontamente y dulcemente lo conservas como en la gloria y brillo que fue en Pentecostal, que tus palabras sean pocas. “En las muchas palabras no faltan pecados” (Proverbios 10:19). Preguntas, debates, y hasta bromas, en gran medida demora la respuesta, porque ello nos distrae nuestra mente de el Señor. Lo mismo puede decirse de toda la lectura que no pertenece a su búsqueda. Manténgase frente al Señor con su biblia abierta y con su corazón abierto.  “Espera solo en Dios’ (Salmos 62:5).

Auto condena.

Algunas personas se sientan en el tribunal, para condenar a sus semejantes. Que los cuales no especten recibir al Consolador. Otros se condenan a perpetuidad. Una es tan cruel como la otra. Usted dice: “Yo soy tan indigno; Porque yo soy tan infiel” Nadie llegara a ser fiel en un día, por causa de nuestras fallas, solo lo harán los que pongan la mirada en Jesús, los fieles. Todos los pecados (y los fracasos, también) suyos, fueron juzgados en el Calvario con la muerte de Jesús. Por lo tanto, por haber creído en Jesús, “está aceptado en el Amado” (Efesios 1:6) porque lo recibió como su substituto. Deje de buscar la perfección en sí mismo. Tome a Cristo como su perfección “y vosotros estáis completos en El” (Colosenses 2:10). Hay que tener en cuenta que la perfección, en cuanto a experiencia, continúa después que Pentecostés ha llegado plenamente a usted. De hacho, el Espíritu viene a cumplir con este propósito, a revelar a Jesucristo en nosotros y dentro nuestro como nuestra perfecta perfección. El nos permite entonces a “crecer en El (Cristo)” (Efesios 4:15).

Motivos equivocados.

Este es el punto más vital. Reflexionen bien. ¿Por qué quieres la unción con el Espíritu Santo? ¿Quieres al Espíritu, porque tus amigos lo tienen? ¿Quieres al Espíritu para echar fuera a demonios y lograr cosas maravillosas y atractivas? ¿Estás ocupado conduciendo grandes reuniones y trabajando para realizar milagros? Me temo que nunca obtendrás la vestidura. Tus amigos posiblemente te den la espalda. Posiblemente nunca puedas hacer ninguna de estas cosas abiertamente, en público. Posiblemente seas circunscripto y obligado a sufrir. El aislamiento posiblemente sea su porción en la providencia de Dios. Dios le dijo a Ananías para Saúl “…porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre” (Hechos 9:16). Búscalo por causa de Jesús. Cualquier motivo menor que te movió para buscar esta gloriosa experiencia, no basta para alcanzar la divina potenciación que viene de lo alto, El supremo motivo tiene que ser que sepamos cuál es la voluntad de Dios, y cumplir de todo corazón “Su” voluntad. Tienes que desear sobre todas las cosas, complacer al Padre de nuestro Señor Jesucristo, dejándolo a El “revelar a Su Hijo” en ti de acuerdo a sus benditos caminos. Jesús, nuestro perfecto modelo dijo, “He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad” (Hebreos 10:9). No podemos entretenernos con ningún otro propósito, solo este tan alto. No podemos desear nada más bajo. El recto motivo se expresa con las siguientes palabras de añoranza: “Yo antes llore por mucho tiempo, y también en este momento, por poder ser parecido a Jesús; Oh, cuanto desearía yo ser como Él; desearía ardientemente perderme con Dios; Oh, cuanto quiero real y verdaderamente dejar el trabajo y los caminos que yo elegí, para que Cristo sea magnificado y glorificado en mi vida, para que deje de ser yo y Cristo viva en mi”

Por supuesto, Dios es el que tiene que trabajar en nosotros, y preparar nuestros corazones. Y Él lo hará. Por providencias diversas, nos lleva a un sentido de profunda necesidad, donde gemimos y lloramos largamente a Él para satisfaga nuestras angustias. Estimada alma que buscas, si deseas el regalo de Dios, “La promesa del Padre”, más que cualquier otra cosa que tú quieras, de forma rápida y alegremente pon a un lado los obstáculos y renuncia a todos los placeres. Tienes que buscarlo y quererlo con todo tu corazón y toda tu alma, por la fe, con alegre expectativa (día y noche si es necesario que lo hagas), hasta que la gloria del Pentecostés caiga en sima de todo tu ser y llene tu interior, sumergiéndote hasta inundarte de aguas vivas. No le darás descanso a Jehová, hasta que hayas obtenido la investidura de poder que viene de lo alto. La plenitud es cierta “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; por cuanto al Señor nuestro Dios llamare” (Hechos 2:39).

COMO RECIBIRLO

El siguiente llamamiento serio de ayuda ha llegado a nosotros. Al mismo tiempo, nuestras respuestas pueden ser de ayuda a otros con perplejidades similares. Por lo tanto, aquí les damos esta carta y nuestra respuesta a esa carta.

– “Querido hermano Copley: He leído su folleto, “Sugerencias para el sediento”, con mucho interés. Parece ser unos de los más claros y útil que he visto. Desde hace varios años, he ido buscando el bautismo del Espíritu Santo, prometido a sus discípulos y yo creo a nosotros, pero me parece que he avanzado muy poco. Se me fue impedido recibirlo por el desconcierto que tengo, de cómo recibir el bautismo con tantos puntos de vista diferente, de cómo recibirlo. Uno me dice que crea que El me va a llenar, otro que El me esta llenado, y otro más que El me ha llenado. Incluso su tratado dice algo que me confunde a mí. “Por tres días el Espíritu me presiono a mí para creer que en realidad lo estaba recibiendo” Luego en la siguiente pagina usted dice, “Me atreví a creer que El me llena AHORA”, Entonces unas pocas líneas más adelante, usted dice, “No muchos días después, Dios realmente me lleno” (o algo similar). ¿No cree que esto sea contradictorio? Yo creo que en Marcos 11:24 dice que creamos que lo recibimos CUANDO oramos. Pero mi dificultad está en saber QUE tengo que creer que recibo. Uno dice, “El Espíritu Santo”, otro dice, “El bautismo”, este ultimo un instante después dice, “Nadie tiene el bautismo, hasta que habla en lenguas, y la alegría y el éxtasis son evidentes”-.

Amada alma sedienta: Al leer mi respuesta a su seria pregunta, confié en el Espíritu Santo para que le muestre la simplicidad del camino. Y posiblemente usted también sea ungido con el Espíritu mientras lee esta carta, o mañana en una u otra hora. “Ahora es el tiempo aceptable”.

PRIMERO: Fije su atención en Marcos 11:24. No importa lo que este o aquel diga, si no habla de acuerdo con la Palabra. Si usted cree que El le va a contestar en algún momento, usted va a esperar un largo rato. Pero si lo haces exactamente como Jesús aconsejo, “Cree que lo recibes”, posiblemente usted no tenga que esperar por mucho. Note exactamente las palabras del Maestro, “Cuando ores, cree…y lo tendrás”. ¿Creer que? “que lo recibes”.

SEGUNDO: Que lo que cree se desvanece en un momento. No deje que esto le preocupe. De acuerdo a las Escrituras; Debe pedir y esperar en el Espíritu Santo para que lo llene completamente a usted con El. Yo digo “llenar”, porque llenar expresa la situación normal de los creyentes en relación con el Espíritu Santo, en catorce citaciones; Lucas 4:1. Hechos 2:4; 4:8, 31; 6:3; 7:55; 9:17; 11:24; 13:9, 52. Efesios 5:18. Para el momento que usted lea todo esto en las Escrituras, con fe, es probable que se sienta experimentalmente lleno. ¡Aleluya! Pero, si todavía tiene incertidumbre de cuál es el nombre de su experiencia, crea que Dios te dio, lo que Él llama experiencia. El no es un árbitro duro y frio al que usted viene. El es un tierno amante Padre que ofrece lo mejor de sus regalos- “El don del Espíritu Santo”- a Sus hijos amados. Cuando una de mis hijas de casi cuatro años quería un poco de queso Dutch, ella pedía chucrut. ¿Le dimos a ella chucrut? No. Le dimos a ella lo que sabíamos que ella pedía, no lo que ella dijo. Dios mira el corazón, no las palabras. El no solo sabe lo que usted necesita, sino que usted necesita el Espíritu Santo. Por lo tanto, “Cuando oréis” (no el día siguiente), “cree que lo recibisteis”, lo que sea que pidas; Y, porque usted tiene a Jesús, y Su palabra, que lo recibirás.

TERCERO: Usted dice, además; “Cuando yo fui salvado hace cincuenta y dos años atrás, yo creía que estaba bajo la autoridad de la Palabra de Dios, y al día siguiente El me lleno de gozo. El me ha curado muchas veces por creer, yo, que había sido sanado ahí mismo, a través de sus heridas. Pero, ¿Cómo voy a creer que soy bautizado en espíritu, sin ningún signo de evidencia?  ¿El bautismo es recibido de la misma forma que la salvación y la curación? Amado hermano, sus últimas preguntas se contestaron a sí mismas juntas, con su declaración a cerca de la salvación y curación. El Espíritu lo ha venido instruyéndolo a usted con las experiencias pasadas como así también con la Palabra; Pero, usted reusó en aceptar las claras instrucciones, porque la razón estaba en contra de la fe. Por supuesto que recibimos el Espíritu por la fe, como así también recibimos la salvación y la curación (Gálatas 3:14). No hay otra manera. Crea y reciba sobre usted la autoridad de la Palabra de Dios, como lo hizo con la salvación y la curación. Usted clama por signos de evidencia de la plenitud del espíritu Santo. ¿Por qué? ¿Por cuál signo miro, cuando fue salvado o curado? Dios es un Dios celoso, y quiere que usted se plante con pies de fe sobre Su Palabra. Si El le da la señal antes que usted crea, entonces usted creerá en el signo y no en la Palabra. Crea en la Palabra, entonces el signo le seguirá a ella. Después le agradecerá a Dios por los dos regalos (o sello Efesios 1:13) y la señal (o evidencia). La señal de lenguas no es el motivo de nuestra fe, sino que es la evidencia que la fe se ha obtenido.

CUARTO: ¿Ve ahora que mis palabras en ese tramo no son contradictorias? Cuando verdaderamente tenía la presión del Espíritu Santo para creer, yo creía que estaba recibiendo, o estaba siendo lleno del Espíritu. Y deje absolutamente de pedir más de su plenitud, sino que allí actuó mi fe, alabando a Dios por el Espíritu. Por mi parte, termine en creerlo todo. Ahí Dios comenzó. La fe crecía a medida que me gozaba y me mantenía creyendo. Cuando vio mi fe perfeccionada, vino sobre mi y en mi, y mi alma fue inundada de gloria; no era la gloria de la salvación solamente (que yo había experimentado antes), sino el poder y la gloria Pentecostal, de una entera y nueva indescriptible experiencia. Y, sumado a aquella nueva e inefable gloria, se me dio hablar en lengua nueva. “Dios no hace acepción de personas”, como Pablo declaro en la casa de Cornelio. Por lo tanto, todos reciben el Espíritu por la “fe” en la Palabra de Dios. Y usted lo puede recibir a El de la misma manera, y es posible recibirlo AHORA.

-Dios bendiga al que cree-