¿Qué es el hombre?

En el pulpito

Sean todos nuestros hermanos y hermanas bienvenidos.

"¿Qué es el hombre?"

¿Qué es el hombre?

Pastor Pablo A. Florian

“Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando; pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que le visites? Le hiciste un poco menor que los ángeles, Le coronaste de gloria y de honra, Y le pusiste sobre las obras de tus manos; Todo lo sujetaste bajo sus pies …”. Hebreos 2:5-8

Ayer estuve en una reunión, en una Universidad de Derecho, que estaban graduando a unos alumnos y cuando le tomaron la jura, unos de los motivos que el director de la universidad se refirió; cuando se trataba de la jura de los profesionales, era de que iban a usar toda la capacitación y el conocimiento universitario que habían recibido, y dijo: ‘que prometan usarlo para el beneficio y la dignidad de la humanidad’.

Yo levante la cabeza y me quede mirando. Me quede mirando cuando dijo eso. ‘Que hay algo que los hace diferentes. Y en la tremenda capacitación que han recibido, que prometan delante de Dios, no importa la religión, poder usar toda esa capacitación que han recibido; en una universidad donde se ha montado con todos sus derechos y facultades, miles de profesores al servicio de ustedes. Desde los que enseñan hasta los que limpian, todos los colaboradores, todos, todos para ustedes. Para que ustedes hayan recibido toda esta capacitación, para que la usen en algo que está lastimando mucho a este mundo, que es la dignidad a los seres humanos, que están tan heridos y que están tan lastimados’.

Seguramente, que ninguno de ellos lo va a poder cumplir. Justamente por la misma pregunta que hace acá la Palabra de Dios cuando dice: ¿Qué es el hombre? Para que yo tenga que usar todo lo que tengo, todo lo que soy, todo lo que he recibido …; Porque, vio que la vida …, y que es una de las cosas que no entendemos; a uno le ha dado tanto a otro tan poco. Unos han tenido tantas oportunidades, otros han tenido tan pocas. Unos han crecido entornos donde se le han brindado decenas de oportunidades, y otros miran y dicen: ‘si tuviera yo un cuarto de las oportunidades que tubo este’. Y no sabemos por qué.

Pero todos aquellos que hemos recibido algo de Dios, no podemos ignorar esta respuesta, que es la que el Señor les dice a los Hebreos. Les pregunta: ¿Qué es el hombre para ustedes? Porque para que yo, todo lo que soy, todo lo que tengo, lo ofrezca para el beneficio y la dignidad, para trabajar por la dignidad de los seres humanos, tengo que conocer esta respuesta. Tengo que saber de qué se trata esto. ¿Qué es el hombre?

Si supiera un ladrón, lo que es el hombre, no robaría. Dios sabe lo que es el hombre, y mando a matar a Cristo para salvar al hombre. Por eso le digo, los que se están congregando en la iglesia, sean hermanos o falsos hermanos, sean verdaderos o falsos; si supieran lo que es el hombre, ya habrían dejado de robar. Si supiera el ladrón lo que es el hombre, no robaría porque se asustaría. Al ver lo que es el hombre, si Dios le llega a mostrar lo que es el hombre, diría: ‘No, no, ¿este es el hombre? Si. Se termino para mí, yo no robo más. 

Si supiera el estafador lo que es el hombre …; No por el valor de la basura que tiene tanto valor para la persona, el dinero. No por la basura del dinero que le quita el estafador al estafado. ¡Sino lo que le hace sentir! Porque cuando hay un robo, cuando hay un estafado; hay una persona, hay un ser humano que siente; que por ahí estuvo trabajando, que estuvo ahorrando, que estuvo haciendo tantas cosas. Que, si supiera el ladrón lo que es el hombre, no robaría. Si supiera un estafador lo que es el hombre, no estafaría. Si supiera ¡un violador!, lo que es un ser humano, lo que es un hombre, lo que es una mujer, no violaría. Si supiera un ¡racista!, lo que es el hombre, no sería racista.

Y a nosotros, es lo que Dios nos pregunta: ¿Qué es el hombre? Si los jóvenes, principalmente los que se ponen de novio, de novia; si los jóvenes supieran, lo que es el hombre, no jugarían con las personas ni con los sentimientos de las personas. Si los que se ponen aquí de novio supieran lo que es el hombre, no jugarían con la hermana, o con el hermano. Porque los que estuvieron enamorados alguna vez y sufrieron algún desengaño, saben lo que se sufre. Y Dios está observando todo eso, y lo que se siembra es lo que cosecha.

Y nosotros que servimos a Dios, y decimos que servimos a Dios; decimos como también los políticos dicen de su parte. Que el pueblo los eligió para brindar un servicio a la sociedad, y que trabajan por la dignidad de la sociedad. Y sabemos que no es así, que es totalmente lo opuesto. Pues nosotros también, como cristianos, como creyente, como siervos, como siervas de Dios decimos que servimos a Dios. ¿Para qué? Para el servicio y la dignidad de las personas, y no podemos no saber lo que es el hombre.

Los Hebreos tenían que saber que es el hombre. Y cuando se trata de nuestra relación con Dios, nosotros tenemos que saber cómo Dios nos trata a nosotros. O sea, ¿qué somos para Dios? Para que sepamos, como responder al trato que Él tiene para con nosotros. Porque estamos acostumbrados que nos anden estafando y mintiendo por todos lados, y estamos tratando a Dios como si fuera un hombre que nos está tratando en la calle.

Que es lo que les está diciendo, justamente a los Hebreos en el capítulo 2: “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos” Porque después dice: “¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?”. De vuelta a lo mismo que estuvimos hablando en otra ocasión. La salvación se pierde, no se pierde, no hablemos de eso ahora. Pero acá dice, ¿cómo escaparemos, si descuidamos una salvación tan grande?

Tan grande significa; que Dios conociendo lo que es el hombre, nos ha salvado de una manera tan tremenda, que, aunque nosotros ignoremos la magnitud de nuestra salvación, no por eso la salvación es menos. La Escritura dice: ‘Fuiste redimido, fuiste comprado por precio de sangre, no con oro, con plata, con cosas corruptible; sino con la sangre preciosa de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, ¡por el valor que una persona, un ser humano tiene para Dios!

No podemos responder a nuestro trato con Dios, de la misma manera que respondemos con las personas, ¡porque Dios no es igual! ¿Cómo escaparemos, si descuidamos una salvación tan grande? Así que simplemente, no se trata de las cosas malas que uno hace, sino simplemente de descuidarse de algo que tiene un valor … ¿Qué es el hombre? Y, no sé. ¿En qué consiste nuestra salvación? Y, no sé. ¡Y por eso no la cuidas! Porque Dios nos la regaló, no tuvimos que pagarla nosotros. Ese es el problema de los regalos, que el que recibe el regalo no conoce el valor de las cosas. Pero no por eso, el regalo vale menos. Cristo murió para salvarnos a nosotros por el valor que nosotros tenemos para El.

Y miren las cosas que pueden pasar, simplemente por descuidar una salvación tan grande. Dice, ¿cómo escaparemos? La pregunta es: ¿Escapar de dónde? Respóndaselo usted. Porque, sigue diciendo después: ¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? Y pregunta: ¿Qué es el hombre, para que lo salves de esa manera? Como queriendo decir, somos siervos de Dios, estamos trabajando para Dios, nos jactamos de decir que servimos a Dios, bueno, en armonía con Dios, tenemos que saber que es el hombre. Porque como vamos a dar todo lo que somos, todo lo que tengo, por el beneficio de una persona, de un hermano, si no sabemos lo que es el hombre.

Entonces de acá le está trasmitiendo el valor que tienen las personas. Y nosotros medimos a las personas por las cosas que hacen. Dios no mira a las personas por las cosas que hacen, Dios mira a las personas por la forma en que los creo y las cosas que les dio. Dice, todo lo sujetaste debajo de tus pies, así que todo lo que esta creado en el cielo, en la tierra, debajo de la tierra, todo lo que vemos en la creación, todo lo que nos maravilla en la creación, todo fue creado para el hombre, por el hombre; Y por causa del hombre, todo está puesto al servicio del hombre. Entonces, ¿Qué es el hombre?

¿Qué es el hombre? Dice, ‘y afirmaste con ríos la tierra’. O sea que, si no hubiese ríos, la tierra no estaría firme. Dice, afirmaste con ríos la tierra; pero como todas las cosas Dios las hizo con misericordia, las hizo pensando en el beneficio del hombre, y las lleno de peces. El necesita con ríos afirmar la tierra. Cando los ríos están hechos, la tierra estaba afirmada. Y en Su amor y misericordia, ¡las lleno de peces!

Hasta el petróleo que comenzaron a sacar, y ya hemos hablamos de esto en una oportunidad; el petróleo que comenzaron a sacer en los años treinta o cuarenta, no importa el año, supongamos que en los cuarentas comenzaron a sacar petróleo; ya Dios lo había puesto miles y miles de años antes pensando en el hombre. ¿Qué es el hombre entonces?

Sin embargo, nosotros decimos: ¿Para qué voy a hacer esto? cuando sea grande que se fije el’. Pero sin embargo Dios miro, porque conoce el valor del hombre, y cuantas cosas en Su misericordia Dios hizo pensando que después el hombre las iba a necesitar. Y hay veces que eso se mide en las cosas sencillas. Vio el que se va a lavar la cara con jabón; Dios mira si piensa en el hermano y deja al jabón en el lugar que tiene que estar; porque después se levanta mi hermano, mi papá, mi tío o quien sea, y encuentra las cosas donde tienen que estar. Pero a nadie le importa nada, lo tira. ¿Qué me importa? Nada hace por las personas que viven con él. ¿Entonces, qué es hombre para vos?

¿Qué es tu papá para vos? ¿Qué es tu hijo para vos? ¿Qué es tu esposa para vos? ¿Una basura? ¿Qué es para vos? ¿Qué te enseña el mundo de lo que es el hombre para vos? Pero para nosotros como cristianos …; venimos y estamos sentados acá, venimos delante de Dios para ser instruidos por Dios. Y Dios nos enseña y nos pregunta: ¿Qué es el hombre? Y le pregunta el escritor a Él, dice, ‘Señor, ¿me enseñas lo que es el hombre, para que tengas de él memoria? Para que hayas creado todo lo que creaste, para que ponga todo debajo de sus pies, para que todo lo pongas al servicio y beneficio del hombre, quiero que me enseñes ¿Qué es el hombre?

El escritor a los Hebreos lo toma, pero lo escribió un salmista. Decenas de miles de años antes, mirando al cielo pregunta. ¿Qué es el hombre? Dice: “Le hiciste un poco menor que los ángeles. Lo coronaste de gloria y de honra. Le pusiste sobre las obras de tus dos manos. Todo lo sujetaste bajo sus pies”. Eso fue antes que el hombre pecara. Antes que el hombre pecara, ese es otro problema. Puede decir ¿Qué es el hombre? Cuando lo creaste. No después que peco, en lo que se transformó, no, cuando creaste al hombre ¿Qué es el hombre?

Todo hecho por causa de él. Todo ordenado para el servicio del hombre. Muestra la dignidad que Dios le ha dado al hombre, muestra el valor que el hombre tiene. Todo ordenado en la creación al servicio del hombre, muestra la dignidad que el hombre tiene. Y nos invita, a respetar esa dignidad, teniendo nosotros esto.

No es lo mismo cuando voy a subir al subte, o al tren; yo mido un metro noventa, peso ciento quince kilos, y le puedo pegar un empujón a unos cuantos. ¿Qué es el hombre? Acá no me importa, acá me importa lo que soy yo. Pero cuando nosotros entendemos lo que es el hombre, cuanto valor es para Dios que está mirando, el decir: “Pase, adelante, gracias”. Porque no se ven estas cosas hoy. Uno por lo menos que quiera trabajar por el respeto y la dignidad de las personas. Que diferente con aquel que te pega un pechazo y te lleva por delante, vio. No es lo mismo.

Como tampoco es lo mismo lo que viene por parte de Dios. Tampoco es lo mismo. Cuando las personas dicen: ‘Adonde esta Dios para que me pase todo esto’; Tienen que rebobinar muchos años para atrás para ver lo que estuvieron sembrando, para cosechar lo que cosecharon. Entonces, todo lo ordenado en el servicio del hombre, muestra la dignidad que Dios le ha dado al hombre y nos invita a respetarlo.

¿Qué es lo contrario a esto? Lo contrario a esto es la esclavitud. Un esclavo, no es un ser humano, un esclavo es una cosa, es un objeto. Es algo que yo tomo para beneficiarme yo. Entonces, no sé lo que es el hombre. El hombre es un misterio. Hay filosos que dicen: ‘Un hombre es un animal destinado al pecado’. Que digan los filósofos lo que quieran, a mí no me importa lo que digan los filósofos, a mí me importa lo que dice Dios. ¿Qué es el hombre? ‘Una máquina de pecar’. ¿Qué es el hombre? ‘Una bestia indomable’. Que digan lo que quieran, acá lo que importa es lo que Dios dice lo que es el hombre.

Entonces, para que entendamos lo que es el hombre, muestra que ordeno toda la creación al servicio del hombre, muestra la dignidad que le da al hombre, y nos invita a nosotros a respetar esa dignidad, si es que nosotros queremos respetarla. Porque nadie está obligado a nada. Esa es una de las cosas maravillosas de Dios; Si usted quiere toma el consejo, si no quiere, lo deja.

Tampoco es como me decían a mí. ‘No, vas a la iglesia, y no te dejan tomar café, no te dejan tener el pelo largo’. Nada que ver, a mí nunca nadie me obligo. A parte, si me hubiesen obligado, a mí no me obliga nadie nada que yo no quiero. Pero cuando escuche, me di cuenta que el hombre era un pastor, y yo decidí entregarme al que me lleve y me dirija, porque me di cuenta que clase de hombre era el que me estaba dirigiendo. Y ahí las cosas cambiaron. No …, yo voy a hacer caso a lo que dijo, porque este hombre es de verdad. Es así …, es así como dijo.

Así que, no conocer la dignidad del hombre es lo contrario, no conocer la dignidad del hombre es la esclavitud. Es tratar a alguien no como una persona, sino tratar a alguien como un objeto, como una cosa. Y lo más tremendo de todo, lo más terrorífico de todo, esa es la mejor palabra; lo más terrorífico o diabólico de todo esto, es que caigan en este error los que dicen que son, ni siquiera hermanos, sino que son siervos de Dios. Pastores, evangelistas, siervos y siervas de Dios, que no entiendan lo que es el hombre y que traten al hombre como un esclavo. O sea, no como lo que es, sino como un objeto, un medio, para conseguir cosas.

En la segunda carta de Pedro, capitulo 2, verso 3 dice: “… y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme”. Así que es en vano que después digan; ‘Adonde esta Dios para que me pasen todas estas cosas’. Ya de largo tiempo la condenación no se tarda. Miren como miran, ¿qué es el hombre para este? Dice más adelante: ‘les prometen libertad’. Y son ellos esclavos de la corrupción, son ellos esclavos de sí mismos, son ellos los que no entienden lo que es un hombre. No entienden el valor, no conocen el misterio de lo que es el ser humano. ¿Qué es el hombre? ¡No saben! Porque confunden al hombre como un instrumento para conseguir cosas.  Judas dice; ‘con palabras adulan a las personas con el objeto de sacarles provecho’; falsos, asquerosos, ¡peor que los ladrones!

El ladrón que es ladrón, el problema que se trae a si mismo es su relación con Dios. Pero peor que este todavía, es el que anda cargando la Biblia, que anda vestido como un cristiano, como una cristiana, y dice que es un gran siervo, una gran sierva de Dios, cuando se pone a adular a las personas para sacarles provecho. Como hacen los seres humanos en la calle. Al que tiene algo le hablan bien y ocupan tiempo, al que no tiene nada, no le dan ni la hora. Vio como es en la calle. ‘¿Lo conoces a Ricardo? – No, no lo conozco. – El del BMW. – Haaaa, si, lo vi’. Entonces ahí todos quieren saludarlos; pero al que viene en bicicleta no le dan ni la hora. Nosotros no podemos caer en el mismo error, si no conocemos a las personas, no podemos servir a Dios.

Que terrible es eso, no. ‘Y por avaricia, harán mercadería de vosotros. Para los tales, la condenación no se tarda, no se duerme’. Ya no va a pasar mucho tiempo que las cosas les empiece a andar mal, porque es una vergüenza eso. Es una vergüenza tomar a las personas como un objeto, para un beneficio personal mío. Y dejemos los falsos. ¿Qué tal cuando los ‘verdaderos’, por falta de confianza en Dios caen en el mismo error? Y andan dando vueltas y vueltas, a ver que le pueden sacar a alguien o que pueden hacer.

Acá también pasa. Que andan buscando haber quien tiene un poco de margen en la tarjeta, para que le saquen un crédito, sabiendo que no se lo van a pagar. Metiendo al hermano en un problema. La pregunta es: ¿Qué es el hombre para vos? Sabiendo, que no le van a pagar. Dejemos los falsos, miremos los verdaderos que caen en este error.

Entonces luego vimos, vimos la caída del hombre. Y el hombre se transforma en un pecador indigno. Esto dice antes de que el hombre pecara. ‘Todo lo coronaste debajo de sus pies, todo puso al servicio del hombre’; eso muestra la dignidad del hombre, y nos invita a respetar esa dignidad. Pero después el hombre se transformó en un pecador. En un esclavo de la maldad, en un esclavo del pecado, en un esclavo de los ¡vicios! El que estaba coronado de gloria y de honra, y que todo lo había sujetado bajo sus pies; una botella de alcohol hace lo que quiere con él.

Una botella de alcohol le hace perder la dignidad, le hace perder la familia, le hace perder a los hijos. Se transforma así el hombre en un pecador indigno. Y todos lo hemos dicho cuando llegamos por primera vez a la presencia del Señor. ¿Y cómo nos presentamos? Como pecadores indignos, no es así. Ahora bien, que merece …; estamos hablando del hombre antes que pecara, la dignidad que Dios le dio. Pero después el hombre se transformó en un pecador indigno. Y un pecador indigno, ¿Qué se merece? Nada.

¿Nada? ¡Nada! Sin embargo, Dios lo rescato.

Entonces volvemos a preguntarnos. Un pecador indigno ¿Qué merece? Nada. Nosotros, ¿qué merecíamos cuando llegamos a la presencia de Dios? Nada. Por eso Dios manifiesta las riquezas de Su Gracia. Por eso es que termina la Ley, y comienza la Gracia. ¿Qué es la Gracia? Un favor inmerecido para alguien que no se merece nada. Así que se transformó el hombre en un pecador indigno. ¿Qué merece? Nada. Lo miramos a Dios. Ahora el hombre no merece nada, sin embargo ¿qué hace Dios? Baja en la persona de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, para rescatarlo.  Entonces nos preguntamos de vuelta. Yo te pregunto a vos, vos pregúntame a mí, los dos le preguntamos al otro, ¿Qué es el hombre?

Porque también hay ángeles que pecaron, y acá viene hablando; Dice que lo hizo inferior a los ángeles, o sea que los ángeles eran mayores que el hombre. Miren, dice: “¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él? Le hiciste un poco menor que los ángeles”. Así que a los hombres lo hizo un poco menor que a los ángeles; pero igual los corono de honra y de gloria y todo lo sometió debajo de sus pies. Perfecto, dejemos al hombre.

Vamos a los ángeles. Son mayores que los hombres, sí. ¿Y también pecaron? Si, y también pecaron. Miren lo que dice Pedro: “Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio”. Así que lo hizo al hombre, menor que los ángeles; Los ángeles son mayores, pero también pecaron. Y que dice Dios, no perdono a los ángeles que pecaron. Los arrojó al infierno, los metió en prisiones de eterna oscuridad, reservado para el día del juicio para salir condenados. Ahí no le van a poder pagar a alguien para que pongan un testigo falso, ahí salen condenados.

¿Y cómo? Los ángeles son superiores, sí, y no los perdono, no. Pero Dios es amor, sí. Y no los perdono, no. “Y quién eres tú para que alterques con Dios” O la pregunta que estamos acostumbrados en la calle; ¿Y quién te crees que sos vos, para preguntarle a Dios de las cosas que hace? El hombre era un pecador que no merecía nada, seguro; indigno, seguro. Pero Cristo vino a rescatarlo, amen. Pero los ángeles son mayores, sí. Y también pecaron, sí. Dios no los perdono, no. Acá dice, los arrojo al infierno y los encerró en prisiones eternas de eterna oscuridad, reservándolos en prisiones… ni siquiera tenían una lamparita o una vela tienen, para ver algo. Están en oscuridad. Significa que no ven nada, están tanteando. Reservados para el día del juicio.

Y en el verso 16 del mismo capítulo que leímos dice: “Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham”. Lo hiciste un poco menor que los ángeles, aja. ¿Pero los ángeles también pecaron? También pecaron. Dios los perdono, no los perdono. ¿Los rescato? No los rescato Porque dice: “Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham”. ¡Gloria a Dios! ¡No va a pasar mucho tiempo que nuestros entendimientos van a ser abierto, como tiene que ser abierto, y va a ver que lo vamos a adorar y alabar hasta que raye el alba! ¡Bendito sea Su Nombre!

Así que no socorrió a los ángeles, no. Y no me contesta. ¿Señor, porque no socorriste a los ángeles? ¡Y no te va a contestar! Porque Él no le rinde cuenta a nadie de lo que hace. Él dijo al hombre: “No mataras”. Y el a cuantos hizo pedazos. A mí me dijo alguien una vez: ‘Dios dice no mataras’. Si, Dios dice no mataras. ‘¿Y cómo él mandó a matar?’. Preguntale. A ver vení, vos y yo, que tenemos mente de mosquito al lado de la de Dios; nos vamos a presentar, y enojados todavía para preguntarle ¿Por qué?; Pero Él dijo: “No mataras”, ¡pero Él quedo excluido!

Él es el dueño de hacer lo que quiera con Su creación. El barro no puede decirle al alfarero: “¿Por qué me haces así?”. El alfarero hace lo que quiere con el barro. Pero acá muestra, que con nosotros hizo lo que quiso. Nos bendijo. Nos socorrió, nos rescató. ¿Y qué le devolvemos? Están hablando todo el día de las personas, hablan mal de los hermanos. Hablan de que este es una basura, son todos una basura; eso es lo que le devolvemos. La pregunta es: “¿Qué es el hombre?” … “¿Qué es el hombre?”.

Hoy le estaba diciendo a un ministro. Si yo miraría, la conducta de los hermanos; desaparecería de acá y me voy de mi familia a seguir fabricando sillas con mi hermano. Pero como Dios no mira las cosas como las miran los hombres, y yo estoy aprendiendo a mirar las cosas como las mira El; es que trabajo con esperanza. ¿Por qué? Porque entiendo lo que es el hombre, y el valor que el hombre tiene.

Socorrió a la descendencia de Abram, ¿y cuál es la descendencia de Abram? Romanos capítulo 9, verso 6 dice así: “No que la palabra de Dios haya fallado”. Ve, lo mismo que pasa acá. ¿y qué pasa con la palabra? ¿y qué pasa con la promesa? ¿Y a donde están los cristianos? Dice: ‘No que la palabra de Dios haya fallado’, la palabra de Dios no falla. Dice: No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. Esto es: …” No son hijos de Abram los que son nacidos según la carne, sino lo que son por la fe.

Ahora bien, cuando los profetas en el Antiguo Testamento, dicen: ‘Ve y dile, esta palabra a Israel’; y todos dicen esta palabra es para Israel. La pregunta es: ¿Quiénes son israelitas? ‘Oye, Israel’. ¿A quién se refiere Dios? Y, no, a Su pueblo Israel. ¿Quiénes son israelitas? Porque acá dice que no son ‘por ser todos israelitas’, no son todos israelitas. Porque nacieron de Abram según la carne no son todos …; serán todos judíos, pero no son todos israelitas. Porque el verdadero israelita, es el que descendiente de Abram por la fe. Esto es ¿Quiénes? ¿Quiénes son de los que están presente o leyendo, descendiente de Abram? Si dicen amen, son los verdaderos israelitas.

“No que la palabra de Dios haya fallado”, pero no todos los que descienden de Israel son israelitas. Acá es lo mismo. No porque todos digan que son evangélicos son cristianos. Pueden ser todos religiosos evangélicos, pero cristianos no es lo mismo. No porque todos vienen a la iglesia, vienen todos con la misma intención.

Entonces ¿a quién socorrió? A la descendencia de Abram. ¿Cuál es la descendencia de Abram? La de la Fe. ¿Y cómo son los que son de la fe? Oyen la palabra de Dios y la obedecen. Ahí es donde se van a dar cuenta de los que son verdaderos israelitas e hijos de Abram, a los que Dios socorrió. ¡Gloria a Dios!

Y lo más tremendo, pongan atención. “Porque ciertamente, no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abram”. Socorrió a la descendencia de Abram, eso son los socorridos. Sigue diciendo: “Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados”

Así que, no socorrió a los ángeles, no. Pero socorrió a los de la fe, sí. ¿Por medio de quién? Por medio de los que El preparo. Ahora bien, ¿Cómo los preparo? Dice: “Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos”, para ser fiel y misericordioso. Dos cosas. El Señor nos tomó, está trabajando en nosotros para hacernos semejante a aquellos, a los que nosotros tenemos que socorrer. No podemos sentirnos superiores a los que tenemos que socorrer. Tenemos que sentirnos iguales a nuestros hermanos, que hoy no son; ‘porque Dios llama las cosas que no son, como si fuesen’.

Porque hoy están allá afuera, y tal vez robando y tomando alcohol, pero dentro un tiempo, luego de nuestro trabajo, conociendo esto, se pueden transformar en lo que nosotros también somos. Yo no nací siendo pastor, Dios me tomo de la calle y me hizo pastor. Y si lo hizo conmigo, ¿Por qué no lo puede hacer con otro?

No socorrió a los ángeles, no. Pero socorrió a la descendencia de Abram, sí. ¿Por medio de quién? Por medio de aquellos que El preparo y los hizo semejante a aquellos de los cuales tiene que socorrer, para que sean misericordiosos y fieles. ¿Qué es lo contrario a ser misericordioso y fiel? ¿Qué es lo contrario? Ser despiadado, cruel y despiadado, e infiel para con Dios. ¿Y cómo puede socorrer a alguien, una persona que es así?

Misericordioso y fiel. ¿Cuántos saben de los que están acá o leen esto? Los que amamos al Señor, los que no queremos perder lo que el Señor tiene para nosotros; los que queremos que Dios termine Su misión con nosotros. ¿Cuántos saben lo que significa sufrir, siendo tentados? No importa, que aquel al que usted tiene que ayudar, haya vencido como usted. Tal vez fue vencido, no como usted. Pero el tema no es si fue vencido, o si usted es un gran vencedor, o una gran vencedora. Si no, lo que se siente. Porque la pregunta es: ¿Qué es el hombre? Para que Él lo venga a socorrer … Transformándose en un pecador indigno lo vino a salvar igual, sí. Un pecador indigno, ¿qué merece? Nada. Pero El vino a socorrerlo y preparo a sus instrumentos del socorro; para que sus instrumentos de socorro sean misericordiosos y fieles familiarizado con la batalla y la guerra de un verdadero cristiano. Por eso la pregunta: ¿Qué es el hombre?

Entonces, si unimos todo esto con el principio de lo que estábamos hablando, nosotros, que estamos siendo formados en la universidad de Dios, vemos que a muchos nos ha transformado en siervos, en idóneos, o profesionales, para este tremendo servicio y tarea que Dios nos ha dado. Porque los que otros hacen, tiene que ver con una ciencia. Lo que nosotros hacemos, tiene que ver con la vida entera de una persona. Y ellos hablan y quieren poner cosas que no pueden lograr, el servicio de una ciencia, al servicio y la dignidad de la humanidad. Cuando nosotros estamos puestos para ofrecer toda nuestra vida, al servicio de la dignidad del ser humano. Pero tenemos que saber primero: ¿Qué es el hombre?

Vio que muchas veces en la calle se dice: ‘¿Y quién sos vos para que piense en vos? Nadie’. Así piensa usted. ‘Seguro, ¿y quién es para que yo piense en él?’ Miren lo que dice Dios: ¿Qué es el hombre, para que tu pienses en él? ¿Dios piensa en el hombre? Si. Póngase contento. Porque el que le dijo a usted, y lo lastimo mucho, y le dijo: ‘¿quién sos vos para que piense en vos?’; y le lastimo un montón, sepa que hay alguien, que tiene mucha más capacidad de remedio para curar su corazón, que el que le lastimo. Y es Dios, que piensa en usted.

Porque así dice: “¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre para que lo visites?” ‘¿Quién sos vos para que pase por tu casa?’. Dios, es el que paso por casa. ‘¿Quién sos vos para que piense en vos, yo no quiero ni pensar en vos?’. Dios piensa en nosotros por esa misma pregunta que arranca en el principio: ¿Qué es el hombre? Así que miramos la manera de que nos hizo. Miramos el conocimiento que nos dio. Miramos los dones que nos a dado. Miramos la posición en la que nos colocó, para trabajar, por la dignidad de las personas.

Hay mucho para hablar, porque dice: “A los suyos vino, pero ellos no lo recibieron”. Pero a todos los que le recibieron y creen en Su nombre, Dios le ha dado potestad de ser hecho hijo de Dios; Los cuales no son engendrados de carne, de sangre, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Como todos nosotros que estamos acá. Así que nos hacemos otra pregunta: ¿Qué es el hombre? Y ahora estamos tratando de entender el misterio de lo que es el hombre.

Entonces nos hacemos otra pregunta: ¿Qué es un hijo de Dios? Si el hombre es lo que es, ¿qué es un hijo de Dios? Si vale la pena trabajar por la dignidad de un pecador indigno, ¿cuánto más vale la pena, trabajar por un hijo de Dios? ¿Qué es el hombre? Y, el hombre es alguien a quien Dios, todas las cosas de la tierra, las puso al servicio de él. ¿Qué es un hijo de Dios? ¿Un hijo de Dios? Es alguien a quien Dios puso cielo nuevo, tierra nueva, y la nueva Ciudad Celestial de Jerusalén preparada para él. Por tanto, todo lo que está en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra, todo se lo ha puesto debajo de la planta de los pies del hijo de Dios. Todo, en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra.

Pero si sabemos lo que es el hombre, por ahí podemos llegar a dislumbrar lo que es un hijo de Dios. Y si vale la pena trabajar por un pecador indigno, mucho más vale la pena trabajar por alguien que confiesa ser un hijo, o una hija de Dios. Por eso dice: ‘Sepa, que cualquiera que salve a un hermano del error, salvara de muerte un alma’. El que entiende bien esto, es aquel al que la misión le fue confiada.

Por eso, es que un pastor tiene que entender, que el don sobrenatural que Dios puso en su vida, no lo tiene la esposa. Por tanto, la esposa de un pastor, no puede pretender o querer manejar la congregación a través de su marido. Y muchas lo hacen. Muchas mujeres trabajan, para controlar a su marido y así controlar la congregación. Pero no tiene un don sobrenatural que Dios puso en la mujer.

Acá muchas veces a mi esposa le dijeron: ‘quiero hablar con la pastora’. No, mi esposa no es pastora, mi esposa es odontóloga, es mi esposa y es una hija de Dios como ustedes. No es pastora, el pastor de la iglesia soy yo, mi esposa no es pastora. Acá nunca va a ver usted un cartel que diga: “Paulito Florian y Claudia, Pastores de la iglesia”. Pero mi esposa no es pastora, yo no la voy a engañar, porque no tiene puesto el don sobrenatural que tengo yo. Por eso Dios me saco y me encomendó un pueblo, mi esposa sigue siendo odontóloga.

Porque esto solamente lo entienden aquellos que recibieron la misión. Por eso dice el libro del profeta Ezequiel: “Te he puesto por atalaya, para que hables a la casa de Israel”. Y muchos dicen; No, pero esto es para Israel. ¿Quiénes son los verdaderos israelitas? Los que son descendientes de Abram.

Los otros no lo van a entender, pero quiero que vos lo entiendas. ‘Te he puesto por atalaya sobre mi pueblo, yo pondré las palabras en tu boca y tú les hablaras’ ¡Esos oigan o dejen de oír! Pero tú le hablaras. Si el justo, comenzara a caer en el error y vos no le amolestás, el justo va a morir por sus errores, pero su sangre voy a demandar de tu mano. ¡Y eso me lo dijo a mí, no se lo dijo a mi esposa! ¡Ese problema lo tengo yo! no lo tiene mi esposa.

Por eso es que muchas veces, las mujeres de los pastores siguiendo caprichitos humanos, quieren manejar la congregación y presionar a su marido, cuando no les importa las cosas que por ahí pueden producir en perjuicio de los hermanos, porque no tienen puesto adentro, lo que el atalaya de Dios tiene puesto adentro. Que lo que nos hace, es seguir hablando, seguir trabajando, que nos da la fuerza para traer el mensaje. Oigan o dejen de escuchar, porque tenemos una responsabilidad.

‘Si logras que el justo, que se desvió de la justicia e hiciere inequidad, y por tu amonestación lograres hacer que deje de pecar, habrás salvado una vida y has librado tu alma’. ¡Me lo dice a mí! Yo que culpa tengo de lo que otro haga. Acá, tenemos una responsabilidad delante de Dios. Por eso dice: ‘Te he puesto por atalaya’. Oigan o dejen de oír. ‘Quiero que sepan, que siempre hubo profeta en medio de mi pueblo’.

Por eso quiero decirles a todos mis amados hermanos; Hoy justamente me estaba diciendo un joven, un joven evangelista, que el domingo cuando terminó la palabra, no entendía por qué después de la palabra que Dios nos habló, se detuvo con estos dos o tres mensajes, en donde nos plantó, haciéndonos responsables de lo que hemos recibido de parte de Dios, y dar una respuesta de lo que hemos recibido de parte de Dios. Dice que estuvo unos días mal, hasta que el Señor le hablo, justamente esto. Si Dios lo permite voy a hacer que se lo cuenten por boca de ellos.

Es que es justamente eso; de la responsabilidad de llevar este mensaje. Y también Dios le mostro que hay muchos que se van a perder. Porque no todos los que descienden de Israel son israelitas. Entonces, ¿qué quiero decir con esto? Que no se ponga a mirar o a basar su forma de conducta por lo que los otros hacen. Base su curso de conducta por lo que Dios le está instruyendo. Piense en esto. ¿Qué es el hombre para usted? ¿Qué es un hijo de dios para usted?

¿Qué es su hijo para usted? ¿Qué es su papá para usted? ¿Qué es su esposa para usted? ¿Una basura? ¿Qué es para usted su esposa? ¿Qué es para usted su marido? Para que usted le conteste, ¡hacértelo vos! ¿Quién es su marido, para usted? Tanto se deja influenciar por la nueva corriente de la moda callejera, dejada por Satanás, que se siente menos queriendo ofrecer un servicio. ¿Qué es el hombre, y que es su marido? ¿Qué es una hermana, que es un hijo?

Hoy me decía un joven: ‘No puedo hablar con mi papá, porque agarra algo y me lo tira por la cabeza’. No importa. Vos anda hablar de vuelta y decile: ‘Papá, quiero hablar con vos, no quiero que me trates mal o me tires algo por la cabeza’. O sea, no tengo más catorce años como antes. ‘Pero sí quiero que sepas, que, aunque me tires algo por la cabeza, yo no te voy a faltar el respeto’. Porque la Escritura dice: “Honra a tu padre y a tu madre, para que seas de larga vida”. Hoy hay muchos jóvenes que se mueren porque no entienden esto. En donde no dice que juzgues la conducta del padre. Dice, ‘que honres a tu padre y a tu madre’; para que seas de larga vida.

Entonces: ¿Qué es un padre? No es lo que dicen. ¿Qué es una madre? ¡Que tremendo misterio lo que es una madre! Cuantas cosas preciosas tiene como capacidad una mujer para producir en nuestros hijos, que los hombres en el hogar no tenemos. Porque nos dieron otra herramienta, de salir a buscar el dinero a la calle. El vigor, la fuerza, vio. Estamos cansados y seguimos teniendo fuerzas porque somos hombres, estamos preparados para otra cosa.

Pero que tremenda capacidad y que tremenda palabra, lo que significa ser una mujer, ser una madre. ¡Que tremenda capacidad! Que no tenemos nosotros como hombres. Que precioso, ese lugar que Dios creo, el vientre de la mujer; que viene de la raíz de una palabra hebrea que significa: ‘Lugar de cuidado, lugar de misericordia’, que Dios preparó, a donde se gesta la vida en formación. El vientre de una mujer en donde se gesta la vida en formación. ¿Qué tanto valor tiene? ¿Qué es el hombre?

Si ustedes quieren, y se lo permiten a Dios; Dios no solamente les va a enseñar lo que es un hombre. Dios le va a enseñar lo que es un hombre, lo que es una mujer, lo que es un hermano, lo que es un matrimonio; Y el propósito que Dios tiene en su vida para usted. Si usted quiere, ‘oigan lo que el espíritu dice a la iglesia’. Yo les hablo, porque recibí esta palabra y Él me dijo: ‘Ve y dile’. ¡Oigan, o dejen de escuchar! Pero quiero que sepan, que hubo profeta en medio de ellos.

Los amo y los abrazo en el amor de Jesucristo.

Pastor: Pablo A. Florián