La preparación de la esposa

En el pulpito

Sean todos nuestros hermanos y hermanas bienvenidos.

"La preparación de la esposa"

LA PREPARACION DE LA ESPOSA Por Mary M. Bodie

La llamada para salir

En cada mano se manifiesta un gran celo y energía en la causa del Señor y en la salvación de los pecadores. Pero el gran propósito de estos tiempos, el Señor mandando al Espíritu Santo en busca de la Esposa para su Hijo, es casi olvidado. Ella debe ser una ayuda idónea para El, no una inferior. Ella debe crecer “a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo’ (Efesios 4:13). En esto constituye su disposición. La Esposa del Cordero no va a ser un bebe o una criatura. Dios no está preocupado, ni tampoco El quiere que nosotros estemos preocupados, con la construcción de algo grande sobre la tierra. Esta es siempre la sabiduría del hombre, porque el camina por la vista. El necesita ver los resultados de su trabajo en algo grande, a lo cual el pueda apuntar con orgullo y tomar para si la gloria. Pero el señor no trabaja de esa manera. Si nosotros deseamos lo mejor de Él, necesitamos mirar a través de Sus ojos y mirar las cosas como Él las mira. La Esposa tiene “ojos de paloma”, los ojos del Espíritu Santo. Dios atravesó con la iglesia, considerada la de la Cristiandad. El ya está listo afuera de la puerta, llamando individualmente para que vengan fuera, “…y Yo cenaré con ellos” (Apocalipsis 3:20). Él le dio a Ella espacio para arrepentirse, pero ella no aprovechó su oportunidad. En ningún lugar de las Escrituras nos dice a nosotros, que habrá un renacimiento conjunto de la Iglesia. De hecho, se dice lo contrario. El amor de muchos es como ceras frías, la iniquidad abunda, algunos se apartan de la fe, y los últimos días son peligrosos. Leer 2da de Timoteo, por una descripción de las condiciones religiosas, en los años finales.  

El testimonio por Cristo sobre la tierra ha fallado. Ella tiene una forma de piedad, pero deniega el poder del Espíritu Santo –por no es otra cosa que un “bronce sonando, o un tintineante (golpeteado) platillo”. Ahora nótese, en esta conexión, que Dios no se repite a sí mismo. El no está edificando otra gigantesca Iglesia apostólica en estos días. No, de hecho, ella mostraría el mismo fracaso miserable nuevamente, si a ella le dieran la oportunidad. Dios no está haciendo esto. El hace una cosa nueva. El final de estos años esta sobre nosotros. El Señor tiene algo nuevo para los próximos. La Iglesia en su conjunto está dividida. En el principio, todos los creyentes “estaban juntos, y tenían todas las cosas en común”. Su separación para el Señor y la comunión unos con otros era completa. Pero esto nunca se repetirá hasta que Jesús venga. Entonces, el “todas las cosas en común” van a ser cumplidas en una medida mayor para Israel, de lo cual lo anterior fue solamente una imagen en miniatura.

Como se dijo, no hay absolutamente ninguna esperanza de una restauración de la Iglesia profesante. Incluso el deseo de grandes asambleas apostólicas maravillosamente organizadas, será una trampa y una decepción para nosotros, si ponemos nuestro corazón en ellas. Repetimos nuevamente, Dios no trabaja de esta manera. El probó al hombre de esta manera muchas veces. Nunca habrá otro Luther, Wesley, o Knox para inaugurar movimientos por sus seguidores para edificar dentro de abominaciones eclesiásticas sobre la tierra. Muchas de estas sectas diferentes eran de Dios en sus inicios (aunque no como sectas); pero toma nota de su final –“la madre de rameras”, destruida con toda su descendencia (Apocalipsis 17:5). Dios va a juzgar sus falsas pretensiones, y compañerismo con un mundo culpable, y darle a ella de acuerdo a sus obras. Ella es la falsa Esposa de Cristo. Sus pretensiones tendrán que ser anuladas antes que la verdadera Esposa pueda mostrarse.

NUESTRO SUPREMO LLAMAMIENTO

Vamos a tomar la mente de Dios para nosotros como individuos en este momento y no tratar de imitar aquellos del pasado. Miremos solamente a nuestro Guía y Maestro que todavía está con nosotros. Dios tiene propósitos y planes hoy para nosotros, que estamos seguros, no son ni sectarios ni egoístas. Lo que El quiere, y todo lo que el necesita, es un “pobre y… contrito espíritu”, suficientemente pequeño para ser enseñado y dispuesto a ser dirigido. La enseñanza no está de acuerdo a la sabiduría de los hombres ni su razonamiento, y el camino en el cual estamos llamados a caminar puede ser un poco espinoso y no muy popular. Pero realmente creemos que será la enseñanza acorde con la preparación de la Esposa del Cordero, que tomará su lugar en los años venideros, como su compañía, su igual y su ayuda idónea, para el Señor. Porque la boda de Cordero vendrá, como está escrito; y tiene que haber una novia que “se preparo a sí misma”.

Aquí surge esta pregunta: ¿Cómo lo anterior puede ser posible, puesto que la salvación es enteramente por gracia? Bueno, creemos que esta es la respuesta. Dios mismo se hizo provisiones de disposición, pero nosotros mismos tenemos que valernos de Su provisión. La salvación se proveyó para el mundo, pero no todos los hombres son salvos. Esos no tomaron de la gracia que el Señor les ofreció libremente a ellos. Por lo que es, de manera parecida, con los creyentes. Todos tenemos el llamado para esta selecta compañía de alta gracia –La Esposa. La provisión para satisfacer las necesidades de todo es completa, pero no se aprecia ni se quiere. La separación que produce es muy completa. La persecución que implica es demasiado grave. El premio del supremo llamamiento no se corre después, por lo que no se ganará. La carrera es larga, la lucha es demasiado importante, para los débiles de nuestros días. Prefieren como Lot el viejo, a sentarse en la puerta de Sodoma para juzgar al mundo; pero no se separan de ella. Verdadero juicio necesitaría la separación inmediata de tal comunión. Pero esto solo puede hacerse cuando reconocemos los juicios de Dios sobre este mundo, tomando nuestro lugar en la muerte con Cristo y su consecuente resurrección. Entonces no será más que vivo Yo, sino Cristo. Esta es la provisión que Dios ha hecho a través del Calvario para la reproducción de la vida de Cristo en la Novia. Porque, nótese, ella es llamada “La Esposa del Cordero”.

LA REINA, LA MUJER DESTINADA

En el Salmo cuarenta y cinco, se nos da una muestra de lo anterior mas honrada de la compañía de aquellos que van a reinar con Ella en la Consorte del Rey. Hijas de Reyes se encuentran entre las mujeres nobles de la corte, pero ella, se sitúa en su mano derecha. Ella “es la única, ella es la única de su madre (la gracia), esta es la elegida de ella, que la descubrió (Cantar de los Cantares 6:9). Hay hijas y vírgenes sin número, pero ella es la única (hablando de la unidad de la gloriosa compañía) que es elegida para compartir el trono. Ella está situada junto al Rey “en oro de Ofir”, elegido por el Rey, y bañada en su real esplendor como corresponde a su rango y ámbito. Ella es igual a Él. A continuación, sigue una lista de los requerimientos absolutos de aquella que va a dar gracia a ese trono deslumbrante.

“Escucha, Oh hija” Escucha Mi Palabra, dice El. Yo te diré como medir la altura del llamado de Dios si has anhelado ir en esa dirección. “Inclina tu oído”

Un oído que oye es la primera necesidad de esta compañía reinante. Ella debe tener un oído atento en armonía con el cielo –un oído que pueda escuchar el más leve susurro del Espíritu Infinito. Pero oír no es suficiente. La segunda condición le sigue. Ella debe “considerar”, esto es, ella debe comer La Palabra que ella escucha, pensar sobre ella, dejar que se alojen en su corazón, meditar sobre ella, masticarlo, por así decirlo, y obtener toda la dulzura, fuerza y poder de ella. Manténgalo en la mente. Entonces la siguiente advertencia estará en orden. “Olvida tu pueblo y la casa de tu padre”. Ella debe quitarse la cabeza del viejo Adam, y todas relaciones y asociaciones relacionada con la vieja creación. “¡Oh, esto es difícil!”, alguien dice. No, es simplemente que uno en esta elección pone primero a su Señor y Maestro primero. Su pueblo es el pueblo de ella, Su casa la casa de ella. El Espíritu está sustituyendo a la carne, mientras las cosas eternas reemplazan a las temporales. Ella ha dicho, “Adiós”, a las cosas que la ataban a lo terrenal, ambiciones, placeres, fama, y riquezas. Olvidarse se convierte en habitual en esta empresa. Como Pablo, esta mujer elegida olvido “las cosas que quedaron atrás”. Ella prosigue adelante. Ella dejo ir todas las cosas que era y tenía en lo natural. Ella se identifica con el rechazo de Cristo; y estima el reproche que le ha dado, y Su comunión, “mas inmensamente rico que los tesoros de Egipto”. “Victoria”, usted dice. Por supuesto, esto es victoria. Pero es el privilegio de la Reina de disfrutar de tal estado de perfección. Esto es simplemente glorificación en la gracia de Dios y su habilitación, que ha hecho posible tales superaciones. El trabajo de la Cruz no fue hacho en vano para tremenda empresa. Observe, además, que tal victoria es absolutamente necesaria; perqué la Esposa del Rey tiene que alcanzar las normas ordenadas.

Solo con Él puede unirse. Solo Ellos son capaces de entrar en comunión y disfrutar de su amor.  De hecho, estos son Sus deseos para El mismo. Escuchen, “Así será el gran deseo del Rey por su belleza”. Porque ella cumplió con todas las condiciones, lleno todos los requerimientos de sus amorosa y tiernas amonestaciones, es la razón por la que El la desea. Sera esta misma perfección interior que ha estado trabajando en ella, que causa que su amor arda en frente de ella y haga a El anhelarla para poseerla para El solo. El la eligió como Mujer del Señor. Ella sola es la dueña de su señoría –adora, obedece, y se rinde a Él. El es todo para ella –”El Señalado entre diez mil”. El hace este amor reciproco hasta el extremo. “Ella será presentada frente al Rey en vestidos de costura”. Estas prendas de lino fino se encuentran en proceso de ser hechas hoy. Son el resultado de hacer caso a los consejos anteriores del Espíritu, y que le costó a ella en su camino algunos pinchazos y espinas. Los movimientos constantes de la aguja entrando y saliendo, no son placenteros, aunque necesarios; y en ocasiones traen algunas de sus lágrimas y gemidos. Pero, cuando nos damos cuenta que solo las prendas de vestir son bordadas para estar a la moda, nos sometemos a los pinchazos.  La Reina va a ser llevada ante la presencia del Rey en estas delicadas y hermosas vestiduras, como si el manto de oro labrado fuera para la multitud; mientras que las ropas finas de costuras de aguja son solo para el Rey. Solo El sabrá lo que costaron y apreciará su valor, por lo tanto, solo El podrá ver su belleza.

Ella debe ser partícipe de su belleza – La naturaleza del Cordero -. La Novia seguramente va a consistir de aquellos que dejaron a Dios los lleve por Su camino hasta el extremo; no tanto en hacer grandes cosas, sino mas bien, a nuestro juicio, poniéndose de pie quieto y dejar que El obre. Entonces Él obra “en” nosotros, más que “para” nosotros, una renunciación completa a todo lo que somos y tenemos. Todo lo de nuestra propia bondad natural, así como la maldad, tenemos que dejarla ir. Lo primero es mucho más difícil que lo segundo. Nosotros nos aferramos de nuestra propia justicia. Es la última cosa que dejamos ir. Pero Dios no quiere saber nada de ella, ni tampoco lo hará la Esposa del Cordero. Ella va a tomar a Cristo sólo, y siempre para la preparación y normas de su justicia sin manchas, sin culpas, a la luz inmaculada del trono de Dios. Ella suena sobre todas las manos con voz de trompeta, ¿Quién establecerá nada al mecanismo de cambio de los elegidos de Dios? Dios es el que Justifica. Su orgullo es la sola gracia. Con una profunda alegría exultante, ella confiesa que le debe todo a Cristo. El es todo lo que Ella necesita. Otros pueden presumir de sus logros, su propia justicia, su sabiduría, su suficiencia. Ella es tonta y calumniada, rechazada, incomprendida y perseguida. Ella va en la dirección de su Señor y la Vida de Cristo Jesús. La Novia se llena “de lo que está detrás de las aflicciones de Cristo” (Colosenses 1:24). Ella lo hace con regocijo, feliz de haber sido participante del sufrimiento de Él; para “cuando la gloria de El sea revelada”, ella también “ella también se complacerá con gran regocijo”, porque ella lo compartirá juntamente con El. No dolientes ni lamentos tristes tiene la Novia de Cristo. La alegría de El está en ella, y la alegría de ella está completa. Ella aprecia su amor, y espera Su venida. Ella espera ganar a Cristo. Ella canta, y cantando sus alas se elevan – Su himno es la historia del Calvario. Sus ojos como de paloma, sus pies como de venado. La carrera se corre con una visión clara; Porque Cristo es toda Su Gloria.

Nosotros leemos en dos lados de la esposa del Cordero (Génesis 19:7 y 21:2, 9,11), ella esta descripta como una grande y gloriosa ciudad “viene descendiendo de Dios salida del cielo”. Pero ¿quién constituye la Esposa? Es muy evidente que no todos los santos tienen este lugar real. Porque en Apocalipsis diez y nueve, leemos de “sirvientes”, de aquellos “que le temen a Él”, y de aquellos “que están llamados a la boda del Cordero”. Además, en Apocalipsis veinte uno, la Novia o Ciudad Santa se distingue de los doce cimientos o de los doce apóstoles del Cordero. Eva fue formada de las costillas tomadas del costado de Adam. Ella se convirtió en su esposa. Ella es el tipo de Esposa de Cristo, que fue sacada de su cuerpo, la Iglesia, divinamente escogida y divinamente construida. ¿Pero qué santos particulares constituyen la Esposa de Él? Nuestra pregunta está grabada en Romanos 7:1-6. Podemos citar el versículo cuatro “Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios”

La importancia de esta verdad no puede ser sobrestimada, ahora que nosotros esperamos pronto ver a nuestro Señor. Que el Espíritu del lector permita que pueda verlo. Romanos 6:6 enseña “que nuestro viejo hombre (o ex esposo), fue crucificado con Cristo, por lo tanto, no estamos bajo la ley. Pero, si no contamos con la muerte del viejo hombre, mientras estamos unidos a Cristo, somos adúlteros; porque ninguna mujer tiene el derecho de tener dos maridos. Es por eso que muchos no obtuvieron la victoria sobre el pecado. Ellos se unen a Cristo, pero no cuentan con la muerte del viejo hombre. Siempre va a ver problemas con más de un marido en la misma casa. Ahora solamente Cristo tiene el derecho de tener la Capitanía. El la compró con Su propia sangra. El no puede aceptar a alguien como Su esposa teniendo otro marido. Por lo tanto, no cometerá fornicación, y causar a ella cometer adulterio. Por supuesto que no puede ser.

Que ilógicos somos, al esperar que Cristo sea nuestro novio, sino contamos con la muerte del viejo hombre o marido. ¿Estás viendo, amigo?  Si contamos con Dios para que nuestro viejo hombre muera con Cristo, entonces ya no lo tenemos al viejo hombre cómo esposo; no podemos reconocer la vida de la vieja naturaleza. Ahora estamos libres para estar junto a Cristo. Ahora solo reconocemos Su vida en nosotros. Somos totalmente dependientes de Él – nuestra nueva y legítima y sola cabeza. Lo amamos a Él con absorbente y adorado amor. Creemos a Él con constancia y confidencia. Se convierte en nuestro pensamiento constante y luego, nuestra vida y luz, nuestra ayuda y esperanza, nuestra alegría y regocijo, nuestra sabiduría y dirección. Esta no es solamente una doctrina fría. Es una experiencia de ardiente vida. “Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él” (1 Corintio 6:17). Tales son los fructíferos, que tienen solo a Jesús como su cabeza.

SU ACTITUD OCULTA

Lo anterior es la actitud correcta y razonable, y la relación de la novia a su novio. Este es el aspecto legal de la misma. Pero la relación del verdadero matrimonio es mucho más profunda que la ley. Existe una profunda separación insondable hacia el interior de todo lo demás y todos los demás, en unión con El, inexplicablemente profunda y tierna. Sin duda esto era lo que perseguía el Apóstol Pablo, en Filipenses 3:7-14. ¿Quién se tomará tiempo y paciencia para considerarlo a Él? En el primer capítulo de esta epístola, Cristo es establecido como nuestra vida; Y el apóstol expresa sus “deseos de partir y estar con Cristo”.

In el segundo capítulo, El se puso delante de nosotros como nuestro modelo; Pablo exhorta a uno a “deja que esta mente este en vosotros, como estuvo también en Cristo Jesús”. Pero en el tercer capítulo, Cristo es, “el Premio del Supremo llamamiento de Dios”. Estar con Cristo es glorioso, ser como El es grandioso; pero para ganar a Cristo, como una joven mujer gana a un hombre, lo es todo. Esto a lo que Pablo corría detrás. El ya lo conocía como Su Salvador, su Vida, su fuerza, y su sabiduría. Ahora El anhela que le conozcamos como su Esposo Celestial. El remarca: ¿Qué cosas eran para mi ganancia? – Su linaje y su justicia legal – “las he estimado como perdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como perdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor: por quien he sufrido la pérdida de todas las cosas”. Si no sufrimos al perder, lo que entregamos no equivale a mucho. Hay una muerte real de tal abandono, no la muerte de nosotros, sino a lo que nos entregamos. Pero, más que eso, el dice, “Yo cuento todo por basura” – una masa repulsiva de corrupción – “que puedo ganar a Cristo, y ser hallado en El”. Entonces, a lo que la mayoría de los cristianos se aferran y se jactan en el día de su muerte, Pablo especialmente los repudia como la mayor parte de ese montón de estiércol, es decir, su propia justicia, que fue la de la ley. Nunca podremos ganar a Cristo excepto si nosotros renunciamos a nuestra propia bondad natural, dulzura, y caminar piadoso. No podemos gloriarnos en lo que alguna vez hicimos o no hicimos, o en lo que hacemos o no hacemos ahora. Solo podemos gloriarnos que de hecho nosotros morimos con Cristo en el Calvario, y que El es nuestra vida presente, eterna y de justicia.

Ahora si nosotros mantenemos esta actitud de separación de todas las cosas y de todos, y si nosotros decidimos rechazar nuestra propia justicia, nos estamos convirtiendo conforme a la muerte de Cristo. Dios por Su Providencia, nos hace experimentar con la tristeza, la aflicción y el dolor, esto murió para todos. Se nos hace ver con vergüenza lo autosuficiente que hemos sido, y que una mortificación es requerida para librarnos de todo. Pero Dios nos está perfeccionando. Cristo comenzó a formarse en nosotros. Estamos creciendo en El, nuestra Cabeza viviente. “Olvídense de las cosas que quedaron atrás” – linaje, amigos, perspectivas, planes, prosperidad, utilidades, bendiciones, complementos, logros, regalos -todo, absolutamente TODO; y estirándonos hacia adelante “dejando las cosa que quedan atrás” -para “conocerlo a Él, y El poder de su resurrección de entre los muertos (es decir, santos muertos) “por el Premio” -Cristo mismo, como nuestro Glorioso Esposo Celestial.  Para parafrasear a continuación, escuchemos a Pablo, “Si por cualquier medio pudiéramos detener, y apoderarnos de aquello por los que fueron enseñados por Dios en Cristo” Pongamos la cara como piedra por la fe persistente de Dios; y por el sentimiento de todo el corazón hacia El, y por real devoción de corazón hacia El, tratar de llegar a esa meta y ganar el Premio. Luego de hecho, ser parte de esa Ciudad Santa, Jerusalén, “que descendía del cielo, de Dios, teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal” (Apocalipsis 21:10 y 11). “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra” (Apocalipsis 22:12).

“De él sin embargo vosotros sois renacidos en Cristo Jesús, el cual nos es hecho de Dios sabiduría, y justicia, y santificación, y redención” (1 Corintios 1:30)