Sean todos nuestros hermanos y hermanas bienvenidos.
La Duda por el Pastor Pablo Florian
La duda es un misterio. Es algo que actúa en nuestro interior, y nos hace actuar en consecuencia. ¿Cómo nos hace actuar? De una manera que no podemos precisar, ya que el acto procede de algún pensamiento del que no se está convencido, ni seguro. De alguna manera la ignorancia o el desconocimiento de algo genera en mí la duda, la duda trae aparejada con ella misma otras cosas más graves para un creyente, como es la desconfianza o la desesperación. Si buscáramos una definición de la palabra duda podemos decir: desde el punto de vista bíblico, que es el que nos interesa, es algo así como “estar sin camino” Por ejemplo: tengo que hacer un viaje a la ciudad celestial y en mi peregrinaje por esta tierra, llego a un lugar donde me encuentro con una dificultad, que me coloca en una posición que no sé qué hacer. No hallo una salida, no encuentro una solución a mi problema; por lo tanto, me encuentro en apuros, en consecuencia, no sé qué hacer, por lo que me desespero, y ello me lleva a estar perplejo.
Sin salida + en apuros + ¿qué hago? + desesperado = Perplejo; vamos a dar para mejor ilustración, un ejemplo en un pasaje bíblico, Juan 10: 24 al 28.
“Rodeando los judíos a Jesús le dijeron ¿hasta cuándo nos turbaras el alma?” Otra versión dice ¿hasta cuándo nos tendrás en dudas? Y otra traducción del texto original griego dice: “¿Hasta cuándo te llevarás nuestra alma contigo?” Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. Tenían dudas con respecto al Señor, por ello estaban perplejos. Una sensación que todos experimentamos alguna vez. Sensación horrenda, lo más fácil para ellos era como lo es para muchos hoy, le adjudicaron la culpa al Señor, pero él no vino a traer duda sino fe. ¡Qué sensación tan horrible!
Santiago en su carta dice:
“Ni siquiera piense aquel que duda que vaya a recibir algo de Dios”. En una oportunidad me sucedió algo que les pasa a todos, de repente recibí una noticia que me cayó como balde de agua fría, sentí que el alma se me caía a los pies, y volvía a entrar de nuevo, se demudó el aspecto de mi rostro, palidecí, esto es lo que significa perplejo, ¿nunca le sucedió a usted? ¿No lo ha perseguido y hostigado la duda?
¿Cuántos dudan hoy y no reciben nada de Dios, como recibir algo del señor si estoy con duda, obtendré respuesta? ¿tendré una salida a lo que creo que no hay salida? La ley muestra la transgresión y la castiga, no dándome salida, pero la gracia de Dios también muestra la transgresión y la castiga, porque dice “no piense aquel que duda que vaya a recibir algo de Dios”, pero siempre me mostrara una salida. En esto se nota hoy los que están bajo la ley, ellos siempre muestran el pecado, pero no dan ninguna salida; no así para los que han conocido la gracia de Dios.
Uno: ¿Qué produce la duda?
Romanos 4:20 dice: “tampoco dudó por incredulidad, de la promesa de Dios…”
El pasaje es claro, la duda es causada por la incredulidad, entonces dejemos la duda por un momento y vallamos a ver el significado de lo contrario a la incredulidad, que es creer, ya que es la única forma de destruir la incredulidad, en consecuencia, la duda no será ya más una realidad en mi vida. Veamos cómo se produce la fe en el tema siguiente.
Dos: ¿Qué produce el creer en mí?
Romanos 10:14 dice: “¿Cómo creerán en aquel en el cual no han oído?, ¿Cómo oirán si no hay quien les predique? ¿Cómo predicaran si no fueren enviados?” Vemos aquí una completa formula gramatical.
Primero podemos decir con certeza que aquellos que no fueron enviados no podrán producir el creer, esto es la fe en el oyente, y esto es muy grave, pues no podrán alcanzar la fe de la que habla este pasaje, ya que nos encontramos en la biblia con varios tipos de fe, la fe para salvación, la fe como don del Espíritu Santo y la fe sencilla, la fe de Abraham, esta última es la fe que nos lleva a ser libres de la duda.
Es claro como el agua, que el creer lo produce en mí, la palabra de Dios. Ahora, si el creer lo produce la Palabra, ¿Cómo es que no todos creen? (Ro.10:18). ¿Es Dios injusto? De ninguna manera; ¿Qué significa entonces creer?
La palabra griega original en el texto bíblico es: pisteu, su traducción es: permitir ser persuadido, o sea que yo me deje convencer por lo que él dice en su Palabra, como lo hizo Abrahán cuando se dejó convencer (creyó) cuando Dios le dijo algo increíble. Regresando al pasaje de Juan 10, observaremos que los judíos estaban turbados, con dudas, porque la palabra de Jesús no hallaba cabida en sus corazones. El respondiendo dijo: “Os lo he dicho y no creéis” (no permiten ustedes dejarse convencer por mi palabra); de alguna manera el Señor les dijo: lo lamento mucho, los turbados son ustedes, no Yo, el problema es de ustedes, no mío, la palabra hallo cabida en mi corazón, yo no ando turbado.
Hebreos 3:12 dice:
“Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del
Dios vivo”
La palabra llama malo y sin arreglo aquel que, oyendo la voz de Dios, no se deja convencer por ella. Hoy en la iglesia se llama malo a muchas otras cosas. Se cuela el mosquito y se traga el camello.
Permitir: significa, dejar hacer; ellos no dejaron al Señor hacer su obra extraña en ellos, y los doce con todos sus defectos que tenían, si dejaron; aquí es donde entra la parte que nos toca a nosotros (libre albedrio), Dios, no puede violar nuestro derecho a decidir, esto es personal. Jesús termina diciendo en los versos sucesivos, “mis ovejas oyen (se dejan persuadir) mi voz y me siguen”. Ellos saben perfectamente que para toda situación hay una salida de parte de Dios, por más difícil que parezca.
Hay salida + sé que hacer + con esperanza = Confiados (FE)
Mi ruego es al Señor que el espíritu santo le ilumine de tal manera que pueda comprender esta verdad gloriosa.
Les abrazo en el amor de Jesucristo. Pastor: Pablo Florian