El último mensaje de John Bunyan

En el pulpito

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"El último mensaje de John Bunyan"

El Último Mensaje de John Bunyan

Predicado 19 de Agosto 1688, en JUAN 1:13

(Los pasajes son de la Biblia inglesa KJV traducidos al español)

“…los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” – Juan 1:13 KJV

Estas palabras dependen de las que vienen anteriormente, por esto he de dirigirle a ellas para que se entienda bien. Así lo tiene, – “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” Entonces en estas palabras anteriores hay dos cosas –

Primero, Algunos de los suyos lo rechaza cuando Él se ofreció a ellos.

Segundo, Otros de los suyos que le reciben y le dan la bienvenida. Los que lo rechazan Él también los rechaza; pero los que le reciben, Él les da poder para ser hechos hijos de Dios. Ahora, para que nadie piense que sea por suerte o fortuna, él dice: “los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” Los que no le recibieron, solamente nacieron de carne y de sangre; pero los que le recibieron, tienen a Dios por Padre, ellos reciben la doctrina de Cristo con un deseo fuerte.

Primero, le enseñaré lo que significa “sangre.” Ellos que creen nacen como un heredero a la herencia; son nacidos de Dios; no de la carne; ni de la voluntad del varón, sino de Dios; no de sangre – esto es, no por generación; no nacido al reino de Dios por carne; no porque soy hijo de un hombre piadoso o una mujer piadosa. De sangre significa, (Hechos 17:26) “Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres,” pero cuando dice aquí “no de sangre,” el rechaza todos los privilegios carnales de los cuales ellos se jactaban. Ellos se jactaban de que eran simiente de Abraham. No, no dice el, no es de sangre; no pienses decir que tienes a Abraham por tu padre, has de nacer de Dios si vas al reino de los cielos.

Segundo, “ni de voluntad de carne,” ¿Qué hemos de entender de esto? Se toma de las inclinaciones vehementes que están en el hombre hacia la lascivia cumpliendo los deseos de la carne. No se debe de entender aquí que los hombres se hacen hijos de Dios por cumplir sus deseos lujuriosos; ha de entenderse aquí en el sentido mejor. No hay solamente en los hombres carnales una voluntad para ser vil, pero hay en ellos una voluntad para ser salvos también – una voluntad para ir al cielo también. Pero esto no lo hará, no le dará el privilegio al hombre en cuanto a las cosas del reino de Dios. Deseos naturales hacia las cosas de otro mundo, no es un argumento para comprobar que un hombre irá al cielo cuando muera. Yo no soy de los que creen en libre albedrío, lo aborrezco; pues aún el hombre más malo deseará alguna vez en su vida ser salvo. El hará lectura alguna vez o tal vez orará, pero no es suficiente – “Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.” Hay un querer y un correr, sin embargo, es sin propósito. (Romanos 9:16). “más Israel que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó.” Aquí yo no comprendo como si el apóstol negara que una manera virtuosa de vivir ser el camino al cielo, sino que un hombre sin gracia, aunque tenga dones naturales, no obtendrá el privilegio de ir al cielo y ser hijo de Dios. Aunque un hombre sin gracia tenga la voluntad de ser salvo no puede tener esa voluntad según Dios. La naturaleza solamente conoce las cosas de la naturaleza; ningún hombre conoce las cosas de Dios sino por el Espíritu de Dios. Si el Espíritu de Dios no mora en ti, te dejará este lado de las puertas del cielo – “no de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” Será que algunos tengan voluntad, deseo que Ismael sea salvo; ahora que sepas esto, esto no salvará a tu hijo. Si fuera por nuestra voluntad, yo quería que todos fueran al cielo. ¿Cuántos hay en el mundo que oran por sus hijos, y lloran por ellos, y listos a morir; y esto no le hará? La voluntad de Dios es la regla de todo; es solamente por medio de Jesucristo, “los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” Ahora llego a la doctrina.

Los hombres que reciben a Jesucristo efectivamente, son nacidos por esto. Él no dice que nacerán por esto, sino que nacen por esto; nacido de Dios, para Dios, y las cosas de Dios, antes que reciban a Dios para eterna salvación, “el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” Ahora si no nace de Dios, no lo puede ver. Supón que el reino de Dios sea lo que sea, no lo puede ver antes de ser engendrado de Dios, supón que sea el Evangelio, no lo puede ver antes que él sea traído a un estado de regeneración; creer es la consecuencia del nuevo nacimiento, “no de sangre, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”

Primero, te daré una descripción clara por medio de una o dos ilustraciones. Un bebé antes que nazca en el mundo, está en la prisión oscura del vientre de su madre; así el hijo de Dios, antes de nacer de nuevo, está en la prisión de pecado, no ve nada del reino de Dios, por eso se llama un nuevo nacimiento. La misma alma tiene una forma de amar en su condición carnal, y otra forma cuando nazca de nuevo.

Segundo, así se compara a un nacimiento, teniendo la semejanza de un niño en el vientre de su madre, así se compara a un hombre que se levanta del sepulcro; y ser nacido de nuevo es ser levantado del sepulcro de pecado – “Despiértate tú que duermes, Y levántate de los muertos y Cristo te dará vida.” Ser levantado del sepulcro de pecado es ser engendrado y nacido; (Apocalipsis 1:5) Hay un texto famoso de Cristo – “él es el primogénito de entre los muertos, el primer nacido de entre los muertos;” a lo cual se refiere nuestra regeneración – esto es, si naciste de nuevo por medio de buscar las cosas de arriba, entonces hay una semejanza entre la resurrección de Cristo y el nuevo nacimiento; los cuales nacieron, los cuales fueron restaurados del mundo oscuro, y trasladado del reino de este mundo oscuro al reino de su Hijo Amado, y nos hizo vivir una vida nueva; esto es ser nacido de nuevo; y el que es recibido del vientre de su madre es por medio de la ayuda de su madre; as el que es nacido de nuevo; lo es por el Espíritu de Dios.

Necesito darte unas consecuencias de un nuevo nacimiento.

Primero de todo, un niño, tú sabes, llorará tan pronto que llegue al mundo. Porque si no hay ruido, dicen que está muerto. Los que son nacidos de Dios, y cristianos, si no son llorones no hay vida espiritual en ti. Si son nacidos de Dios, son llorones; tan pronto que él te haya levantado de la prisión oscura de pecado, no hay nada más que hacer sino llorar a Dios, ¿Que haré para ser salvo? Tan pronto que Dios tocó el carcelero, el clama, “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?” ¡O! ¿Cuántos profesantes no orados hay en Londres que nunca oran? Las tiendas no te dejan orar, los mercados no te dejan orar, los telescopios no te dejan orar; pero si nacieras de nuevo, lo harías.

Segundo, no solamente es natural que un niño llore, pero debe de desear el pecho, no puede vivir sin el pecho; entonces Pedro lo hace un comprobante verdadero de un bebé recién nacido; el bebé recién nacido desea la leche no adulterada de la Palabra de Dios, para que crezca. Si eres nacido de Dios hazlo manifestar por desear el pecho de Dios. ¿Deseas la leche de las promesas? Un hombre vive de una forma cuando está en el mundo y de otra cuando es traído a Jesucristo; (Isaías 66) “para que maméis y os saciéis de los pechos”. Si eres nacido de nuevo, no hay ninguna satisfacción hasta que la leche de la Palabra de Dios llegue a su alma. (Isaías 66:11) “para que maméis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones;” ¿Qué es una promesa para un hombre carnal? Una casa de prostitutas es más dulce para él; pero si eres nacido de Dios no puedes vivir sin la leche de la Palabra de Dios. ¿Qué es el pecho de una mujer para un caballo? ¿Pero qué es para un bebé? Da consuelo noche y día, da socorro noche y día. O que cosa fea es que se lo quiten. Hacer caso de las cosas celestiales, dice el hombre carnal, es vanidad; pero para un hijo de Dios, ahí está su consuelo.

Tercero, un niño recién nacido, si no tiene otros consuelos para mantenerlo caliente que no tenía adentro del vientre de su madre, se muere. Ha de tener algo para su socorro; así Cristo tenía pañales preparados para El; así los que son nacido de nuevo han de tener alguna promesa de Cristo para mantenerse vivos. Los que están en un estado carnal, ellos se calientan con otras cosas; pero los que son nacidos de nuevo no pueden vivir sin alguna promesa de Cristo para mantenerse vivos, como le hizo a aquel pobre infante de Ezequiel 17, “Te cubrí con oro tejido.” Y cuando las mujeres están esperando su bebé, ¡qué cosas tan finas le preparan! ¡O pero que cosas tan finas ha preparado Cristo para envolver a todos los que son nacidos de nuevo! ¡O que envolturas de oro ha preparado Cristo para todos los que son nacidos de nuevo! Las mujeres visten a sus niños para que todos vean que tan bonitos están, así el de Ezequiel 16:11, “Te atavié con adornos, y puse brazaletes en tus brazos, y collar a tu cuello. Puse joyas en tu nariz, y zarcillos en tus orejas, y una hermosa diadema en tu cabeza.” Y Él dice en versículo 13, “prosperaste hasta llegar a reinar.” Esto es no fijar ninguna meta sino la justicia de Cristo, y las gracias del Espíritu, sin las cuales un recién nacido no puede vivir, si no tiene la justicia dorada de Cristo.

Cuarto, un niño cuando está sobre la rodilla de su mamá, la mamá goza tener lo que será para su consuelo; así es con los hijos de Dios, estarán mantenidos sobre su rodilla; “para que maméis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones;” Versículo 13 “Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros,” Hay una ilustración en estas cosas que solamente conocen los que son nacidos de nuevo.

Quinto, usualmente hay algo de semejanza entre un padre y su hijo; tal vez el niño se aparece a su padre, así los que son nacidos de nuevo tienen alguna semejanza, tienen la imagen de Jesucristo, (Gálatas 4) cada uno que nace de Dios tiene algo de las facciones del cielo sobre él. Normalmente los hombres aman a los niños que se aparecen más a ellos; así hace Dios con sus hijos; por eso se llaman hijos de Dios. Pero otros no se aparecen a Él por eso se llaman sodomitas. Cristo describe los hijos del diablo por sus facciones; los hijos de diablo hacen sus obras; todas las obras de injusticia son obras del diablo. Si tú eres terrenal llevas la imagen de lo terrenal; si celestial llevas la imagen de lo celestial.

Sexto, cuando un hombre tiene un hijo lo entrena según su gusto, le enseña las costumbres de la casa de su padre; así son los que son nacidos de Dios; han aprendido la costumbre de la verdadera iglesia de Dios, allí han aprendido a llorar, Mi Padre y mi Dios; ellos se crían en la casa de Dios; aprenden el método y la forma en la casa de Dios para regularizar su vida en este mundo.

Séptimo, hijos, es natural para ellos depender de su padre para todo lo que quieren. Si ellos quieren un par de zapatos, van y le dicen; si quieren pan, van y le dicen; así deben hacer los hijos de Dios. ¿Quieres el poder de la gracia? Pídaselo a Dios. ¿Quieres el poder para resistir las tentaciones del diablo? Ve y díselo a Dios. Cuando el diablo te tienta, ve a tu casa y dile a tu Padre celestial, derrama tus quejas delante de Dios. Esto es natural para los hijos de Dios; si alguien les hace mal, ellos van y le dicen a su padre; así es para los que son nacidos de Dios, cuando afrentan tentaciones, van y se lo dicen a Dios.

La primera aplicación es que te examines a ver si eres nacido de Dios o no. Examínate según lo que he establecido de un hijo natural y un hijo de gracia. ¿Eres traído de la prisión oscura de este mundo a Cristo? ¿Has aprendido a clamar, Mi Padre? (Jeremías 3:16), “Y yo dije, me llamarás tu Padre.” Todos los hijos de Dios son llorones. ¿Te puedes callar sin tener la panza llena de la leche de la Palabra de Dios? Ruego que lo consideres y que seas sincero contigo mismo. Si tienes estas marcas, caerás corto del reino de Dios, nunca tendrás un interés allí; allí no puedes entrar a escondidas. Ellos dirán “Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.” Ningún hijo de Dios, ninguna herencia celestial. A veces regalamos algo a los que no son nuestros hijos, pero no nuestros terrenos. No se chiflen con una porción entre los hijos, si no viven como hijos. Cuando vemos a un hijo del rey jugar con un mendigo pensamos que no es correcto; así si tú eres hijo del Rey, vive como hijo del Rey. Si eres resucitado con Cristo, busca las cosas de arriba y no las de abajo. Cuando se reúnan, hablen de lo que les ha prometido el Padre; deben de amar la voluntad de su Padre, y estar feliz y contento con los ejercicios que afrenten en este mundo. Si son los hijos de Dios, vivan juntos en amor.

Si el mundo se pelea contigo, que no te importe, pero es una triste pelea si se pelean juntos. Si esto hay entre ustedes, es una marca de crianza mala, no está de acuerdo con las reglas que has aprendido en la Palabra de Dios. ¿Ves al alma que tiene la imagen de Dios en él? Ámalo, ámalo, di este hombre y yo hemos de ir al cielo un día. Sírvanse los unos a los otros; hagan el bien los unos a los otros; y si alguien te hace mal, ora que Dios te haga justicia, y ama a la hermandad.

Por último, si son hijos de Dios, aprendan esta lección, “ceñid los lomos de vuestro entendimiento… como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino… sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;” considera que el Dios Santo es tu Padre; y deja que esto te obligue a vivir como hijos de Dios, para que mires a tu Padre en su cara con consuelo en otro día.

John Bunyan