Dios es amor

En el pulpito

Sean todos nuestros hermanos y hermanas bienvenidos.

Dios es amor

"Dios es amor"

Dios es amor

“El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” 1 Juan 4:8

Este pasaje de la palabra de Dios de la 1ra carta del apóstol Juan capítulo 4 verso 8, nos trae la revelación de que “Dios es amor”.

“Dios es amor”, ¿Quién no lo sabe?

Toda la gente que cree en Dios sabe que “Dios es amor”, aun la iglesia por años estuvo predicando y gritando a los cuatro vientos de que “Dios es amor”. Hubo épocas en que la gente de este mundo al oír esta palabra, “Dios es amor”, o al leerla en los carteles que por todas partes había, se ponían contentos.

Era una época en que la conducta de los hombres no había avanzado hacia el mal como ahora y al entender que Dios los amaba, multitudes se convertían a causa de esto; sentían gozo en su corazón al saber que Jesucristo los amaba.

Pero el tiempo paso, la maldad de los hombres creció y la degradación espiritual es tan grande ya, que a causa de la forma de vida que llevan, a causa de tanto dolor y sufrimiento por las cosas que le suceden, es que esta palabra ya no produce nada en ellos, por el contrario, se preguntan ¿si Dios es amor, porque suceden todas estas cosas malas? Pero lo más tremendo, es que la iglesia se ha olvidado de dar a conocer el amor de Dios, los cristianos están muy entretenidos en busca de bendiciones materiales, se conforman con la salvación y buscan los beneficios según las promesas de Dios en cuanto a la salud, la prosperidad y se olvidaron que la esencia de todo es el amor.

Cuando leemos Dios es amor, en la Biblia, tendríamos que regocijarnos, alegrarnos y exaltarnos delante de Él, ya que si estamos en Cristo es a causa de que él nos amó. Pero miremos, la Biblia nos revela que Dios es amor, y si nosotros buscáramos el significado de esta palabra, nos llevaría a AGAPE, daríamos el significado y todo terminaría ahí. Sin embargo, Dios no se quedó con que es amor, sino que desde el comienzo de todas las cosas y hasta el día de hoy, El sigue manifestando que es amor. Si buscáramos cuales son las formas y las maneras en que Dios ha manifestado su amor, no tendríamos tiempo para enumerarlas, ya que cada palabra y cada actitud manifestada por El hacia esta humanidad, es hecha teniendo como base lo que Él es en esencia: AMOR.

¿Qué tan tremendo es cuando entendemos que Dios no tiene amor, sino que es amor? Desde el principio de la creación, Dios en cada cosa que creo   ha manifestado su amor. Leemos que en el comienzo en cada cosa que Dios creaba, decía; “Y vio Dios que era bueno”.

Todas las cosas que había creado tenían un beneficio para el hombre que él iba a formar del polvo de la tierra. En Génesis 1:26-27 dice:

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creo Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creo; varón y hembra los creo.”

Aquí vemos que Dios crea al hombre, lo crea a su imagen y semejanza. Si esta no es una manifestación de amor de Dios para el hombre, ¿Cuál será? En sus planes lo pone como el Señor en la tierra para que gobierne todo. Después, en el capítulo 2 de Génesis verso 7 dice: 

“Entonces Jehová Dios formo al hombre del polvo de la tierra, y soplo en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.”

Y esto debe quedar bien claro porque muchas doctrinas de error se han introducido en la iglesia a causa de no entender estos dos pasajes que acabamos de mencionar de Génesis 1:26 y Génesis 2:7. Dios creó todo en Espíritu primero y después le dio forma, por eso dice que creó al hombre y después que lo formo. Desde entonces hasta hoy, Dios ha manifestado su amor por la humanidad ¡y cuanto más por los que han creído en Cristo!

Juan dice en su evangelio en el capítulo 3 verso 16. “De tal manera amo Dios al mundo”

Pero el apóstol Pablo que tiene la revelación completa de todo lo que Cristo es y compro en la cruz para la iglesia, nos dice en Efesios 2:4

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucito, y así mismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.”

Aquí, Pablo, habla acerca del gran amor que Dios tiene por nosotros, cosa que la iglesia de hoy ni siquiera habla.

Miremos: ¿Qué concepto tiene Dios de su Amor, los que después de la muerte de Cristo en la cruz y el sacrificio para redimir a la humanidad, y luego han creído, han recibido al Espíritu Santo, se han bautizado, pero dicen que son pecadores? Si esto fuera verdad, ¿Dónde estaría lo que Pablo dice, si nosotros seguimos siendo los mismos, si no hemos obtenido la libertad del yugo de esclavitud que por el pecado y Satanás estábamos sometidos?

A causa de la confesión que hacen al decir que son pecadores y al tratar de librarse ellos mismos, por su cuenta, la palabra “Dios es amor” no encaja para ellos. Pero, no es que Dios no haya llevado a cabo en la cruz con Cristo esa libertad gloriosa para todos los que creen; sino que no creen en lo que Dios dice en su palabra y no son diligentes para comprobar de qué manera Dios los ama. Si no sienten ellos la manifestación del amor de Dios para con sus vidas, ¿Cómo le hablaran a otros de esto?

Hoy, no basta decir que Dios es amor, los que han recibido verdaderamente el beneficio de este amor tienen no solamente la obligación de anunciarlo sino de manifestarlo.

Ahora miramos, Dios es amor. El Apóstol Pablo nos trae la revelación que, por el Espíritu Santo, el amor de Dios fue derramado en nuestros corazones; “…porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” Romanos 5:5

¿Para qué Dios derramo su amor en nuestros corazones? Efesios 5:1 lo revela: “Sed, pues imitadores de Dios como hijo amado”

¿Cómo podríamos llegar a ser imitadores de Dios como hijos amados, sino aprendemos a amar como el ama?

Dios ha derramado su amor por su Espíritu en nosotros para que podamos amar de la misma manera que Él nos ama, por eso el Señor Jesús dijo: “…que os améis unos a otros como yo os he amado.” Juan 15:12.

Esto es algo que todos los creyentes saben que tienen, pero hay muy pocos les interesa desarrollarlo. Cuando tenemos el conocimiento de que el amor de Dios esta derramado en nuestros corazones, deberíamos estallar de gozo. ¿Cómo es posible que podamos amar de la misma manera que Dios nos amó?  ¿Sera que podemos alcanzar esa estatura espiritual y comprobar que podemos amar a nuestro prójimo, a nuestros hermanos y todo lo que El ama de la misma manera que Él lo hace? La escritura lo afirma, el apóstol Pablo en Efesios 1:15-17 da como base para recibir el espíritu de revelación en el conocimiento del Señor, que tengamos amor por todos los santos:

“Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el padre de gloria, os de espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él…”

Porque si no aprendemos a amar ¿Cómo conoceremos al Señor? ¿Cómo podremos hablar lo que Él es en esencia?. Nunca llegaremos a entender porque El actúa de la manera que lo hace, tampoco podremos comprender cuando pasamos tribulaciones y pruebas, el por qué lo permite. Muchos no entienden y cuando suceden estas cosas se alejan de la congregación.

Ahora bien, en estos tiempos nuestra preocupación tendría que ser alcanzar el desarrollo de esta vida espiritual que Dios nos ha dado en Cristo y como dijimos anteriormente no solamente para anunciarles a otros, sino también, para manifestar lo que Cristo es, a través de nuestra conducta, nuestra manera de vivir y nuestra forma de amar. Dios a través de todos los tiempos ha manifestado su amor; también lo hizo Cristo estando en esta tierra, hasta llegar a entregarse por amor en la cruz a tan terrible muerte para salvar a todos los que creen en El. Pero Cristo murió, resucitó, ascendió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios y ahora estamos nosotros para continuar la manifestación de ese amor, amándonos los unos a los otros y manifestando este amor en la ayuda mutua uno para con otro y esforzándonos en la gracia de Dios hasta llegar amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

“El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor” Romanos 13:10

Pablo dice que todos los mandamientos establecidos en la ley de dios se resumen en esta sentencia, “el amor no hace mal al prójimo” y él siempre nos impulsará a hacer el bien, lo cual produce y producirá en los que practican, una experiencia tan maravillosa y gloriosa que jamás querrán dejar de hacerlo. Por eso amados hermanos, no debemos dejarnos engañar por nada y por nadie que tenga que ver con pensamientos y sabiduría humana. Todo lo que tenemos y hemos recibido proviene de Dios, viene de lo alto y es excelente.

Si como hijo de Dios que somos, nosotros nos quedamos solamente con la información de que el amor de Dios está en nosotros y no lo practicamos, nunca vamos a poder ser imitadores de Dios como hijos amados, nunca alcanzaremos ser semejantes a su hijo Jesucristo (Romanos 8:29) y nos perderíamos el poder comprobar y conocer lo que verdaderamente es el amor de Dios. El apóstol Pablo nos dice, que, si dejamos gobernar a Cristo en nuestras vidas, podemos llegar a comprender y conocer el amor de Cristo que excede a todo conocimiento, “…para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cual sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” Efesios 3:17-19

… y nos lo dice, para que este conocimiento nos lleve a ser lleno de toda la plenitud de Dios. Amados hermanos ¿Ser llenos de toda la plenitud de Dios? ¿Qué harán todos los que dicen que son pecadores? ¿Cómo se sostendrán ante esta palabra? ¿Podrán cambiarla? Nosotros, los que creemos, nos gozamos, alegramos y por eso nos postramos en adoración a Dios, que por su gran amor con que nos amó nos dio el regalo que para todo cristiano tendría que ser el más preciado, el tener en esta caja de barro la vida de su hijo Jesucristo.

“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de dios, y no de nosotros…” 2 Corintios 4:7

Así que amados hermanos y amados del Señor, no nos tengamos en nada, sino que avancemos en busca del desarrollo de esta vida maravillosa que Dios nos ha dado y que tiene como esencia el amor de Él. Estamos llegando a los días finales y debemos prepáranos para el arrebatamiento. Crezcamos en la fe y en el conocimiento del Señor cada día. Dios en Cristo Jesús nos ha exaltado, nos ha hecho sentar en los lugares celestiales; “…y juntamente con él nos resucito, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús…” Efesios 2:6

Y nos ha dado el privilegio de ser edificados en el cuerpo de Cristo.  Debemos prepararnos para recibir todas aquellas cosas maravillosas que Dios tiene preparadas para nuestra gloria. “Antes bien, como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.” 1 Corintios 2:9

Antes que el tiempo se acabe, esforcémonos en la gracia que es Cristo Jesús para alcanzar todo aquello que Dios en su inmenso amor ha preparado para los que creen en su hijo Jesucristo.  Así que, ya sea por el arrebatamiento o porque el Señor nos lleve a su presencia, podamos partir seguros para que, en el día de su manifestación, cuando estemos en el tribunal de Cristo, no tengamos que alejarnos avergonzados.

“Y ahora, hijitos permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados. Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él.” 1 Juan 2:28-29

Así que amados hermanos, sabiendo nosotros que el amor de Dios fue derramado en nuestros corazones y que Dios desde el principio manifestó su amor para con el hombre y envido a su santo y Amado hijo a morir por todos los pecadores, y que el mismo Cristo estando en esta tierra manifestó a través de su persona, el amor de Dios antes los ojos de todos los que lo vieron y oyeron, al punto que por su propia voluntad fue a la cruz para morir en tan terrible muerte por todos los hombres; ahora nosotros, ¿Cómo no armarnos de ese mismo pensamiento sabiendo que Dios nos ha dado este privilegio de continuar la manifestación de su amor por el hombre atreves de la iglesia, es decir, de todos los que hemos creído y formamos el cuerpo de Cristo? No podremos nunca llegar a conocerlo si no lo practicamos.

Muchos afirman que el amor de Dios es incomprensible y esto es a causa de que nunca desarrollaron este amor en sus vidas, por lo tanto, no pueden llegar a entender cómo es que después de que un hombre se vendió a santanas y se alejó de Dios, Él nunca los dejo de amar. Tan solo los que aprenden a amar con el amor de Dios desarrollado en sus vidas pueden llegar a entender el verdadero significado de que el amor nunca deja de ser. Una vez que se aprende a amar con el amor del Señor que está en nosotros, es imposible dejar de hacerlo porque el amor de Dios a través de Jesucristo ha llegado hasta el fin.

“Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amo hasta el fin” San Juan 13:1

Así que por la tanto, no solo que no se detienen, sino que tampoco puede retroceder por eso el apóstol Pablo dice que nunca deja de ser. “El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarían, y cesaran las lenguas, y la ciencia acabará.” 1 Corintios 13:8

Guiados por el Espíritu Santo, hemos escrito esta literatura con la esperanza bendita de que todo aquel que la lea, rompa con toda rutina religiosa, eche mano de la vida eterna y deje al Espíritu Santo guiar y gobernar su vida, el cual lo preparara para recibir la Corona de Justicia.

Oramos al Señor, rogando que esta palabra sea para usted como ha sido y es para nosotros en el crecimiento de nuestra vida espiritual.

Les amo y les abrazo en el Amor de Jesucristo. Amén.

Pastor Juan Avellaneda